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MANUEL ALCÁNTARA
Martes, 1 de junio 2010, 02:33
En tiempos fue el número cabalístico de todos los médicos de cabecera. Nunca supimos a qué se debía la preferencia por el guarismo, pero menos podíamos explicarnos otras cosas, como por ejemplo que los mayores se llevaran tan mal y que los jóvenes cantaran tan fuerte unos himnos estimulantes y contrapuestos. Ahora los médicos no exigen más cifra que la del número de la Seguridad Social. Que sea por muchos años, porque también eso puede acabarse de un momento a otro, ya que estamos en un mal momento. El Gobierno equilibrista ha perdido la esperanza de lograr un acuerdo entre los sindicatos y la patronal. De las arduas discusiones no está saliendo la luz, pero siguen echando chispas. Mal asunto: donde no hay marinero no puede mandar patrón y donde no hay intermediarios sobran los capataces. ¿Cómo van a obedecerles quienes están en vísperas de ser despedidos? Parece que todo está preparado para que el señor Zapatero, firme, seguro que a su pesar, el decreto que establece los 33 días por despido. Diga 33 por año trabajado. Lo malo del contrato indefinido es que tiene fecha de caducidad y lo peor de la flexibilidad del mercado laboral es que los trabajadores no son flexibles y suelen romperse. El programa de festejos empezará en junio. No se sabe bien por qué está extendida la creencia de que el verano es una tregua y que cuando hace mucho calor no pasa nada.
Dice Cervantes que «por la canícula ardiente está la cólera a punto». Lo que ocurre es que mientras se pasa calor, para pasarlo mejor, muchos están en la playa o en los chiringuitos de incierto futuro. Sólo en Andalucía hay 900 locales de este tipo. Los espetos sí que son una tregua.
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