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ISABEL REGUILÓN
Miércoles, 31 de marzo 2010, 03:21
Una de las bodegas más emblemáticas de la comarca benaventana, Las Cubas de Castropepe (Villanueva de Azoague), que ha estado abierta al público y en funcionamiento como restaurante hasta el pasado sábado, se ha derrumbado por completo a consecuencia de un alud de tierra que presionó sobre la parte posterior del edificio, dejando todo el inmueble en el suelo. Por fortuna, las cuatro personas que se alojaban en los apartamentos de la planta superior pudieron salir a tiempo de no sufrir daños, aunque todas ellas han perdido su casa y su negocio.
El pasado sábado, el establecimiento cerraba sus puertas a la una de la madrugada, después de despedir a sus últimos clientes. A las siete de la madrugada del domingo, la regente del establecimiento, Mawally Vargas, se despertó sobresaltada por fuertes ruidos en el exterior.
Salió a la calle y vio varias grietas en los muros, de manera que enseguida asumió que estaba pasando algo grave. Corrió al apartamento de al lado a sacar de la cama a su madre anciana y a continuación a su hija y a la empleada del restaurante. Luego llamó a la Guardia Civil, que a la vista de cómo estaba el edificio, les impidió entrar de nuevo para recuperar enseres y los agentes acordonaron la zona para evitar riesgos, dado lo peligroso del estado que presentaba la construcción.
Efectivamente, en menos de dos horas, toda la edificación construida sobre la bodega se venía abajo. El arquitecto municipal ordenó la demolición total del edificio de forma urgente, de manera que ayer en el solar solamente quedaban los escombros de lo que había sido un restaurante situado en la zona de las bodegas y del que solo quedaba a la vista las toneladas de tierra que se habían precipitado contra la construcción, que no aguantó tal presión sobre sus muros.
Grietas
«Hace un mes, con las primeras lluvias, vimos una grieta en una de las paredes laterales, se llamó a un arquitecto pero dijo que no afectaba a los cimientos y que no había peligro, así que estábamos tranquilos, pero el sábado pasado cuando cerramos el local había mucho viento, de manera que en la madrugada del domingo, cuando sentí los primeros ruidos, comprendí que algo estaba pasando», explica la regente de Bodega Las Cubas, quien administra el local desde hace cinco años en régimen de alquiler con derecho a compra.
Empezar de nuevo
Desconsolada, la mujer explica que ahora le toca empezar de nuevo, porque se ha quedado en la calle y sin negocio. «No hemos podido rescatar nada. Hace 21 años un incendio acabó en pocos minutos con mi piso en Las Palmas, me dejó sin nada, y ahora esto». Mawally Vargas, colombiana residente en España desde hace 32 años, tiene claro que no volverá a levantar el edificio para seguir con la actividad hostelera. «Me dicen que puedo abrir la bodega al lado de la que teníamos porque es muy bonita, pero me da mucho miedo y no quiero que ocurra nada. Esta vez nos hemos librado», manifiesta compungida.
Aunque el resto de las bodegas que pueblan la misma ladera no han sufrido daños, la preocupación cunde entre sus propietarios al ver lo ocurrido con su vecina. «El terreno está muy húmedo y se ve una grieta que amenaza con nuevos desprendimientos», explica uno de ellos.
Las abundantes lluvias del invierno y el temporal de viento están causando muchos daños en las bodegas de la localidad, aunque, por el momento, no se tiene constancia de que se hayan producido más derrumbes.
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