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LA TRILLA

El progreso de los transgénicos

JUAN QUINTANA

Viernes, 5 de marzo 2010, 01:47

La pasada semana se hicieron públicas las cifras de superficie de cultivos transgénicos en el mundo, que ya llevan catorce años en el mercado. En 2009 se ha elevado más del siete por ciento, nueve millones de hectáreas, que equivalen a toda la superficie de Portugal. En total se cultivaron 134 millones de hectáreas, más superficie que toda Francia, España y Portugal juntos. Fueron 14 millones de agricultores quienes volvieron a apostar por este tipo de semillas. Para muchos, 14 millones de razones que justifican la rentabilidad y viabilidad económica de estos cultivos, al menos para los que creen que los agricultores son profesionales sensatos que no quieren perder dinero y buscan maximizar la eficiencia y la rentabilidad de sus explotaciones. La Unión Europea (UE), perdida en debates ideológicos, ha estado alejada de este desarrollo tecnológico, con menos de 100.000 hectáreas, el 80% en España, donde se ha vuelto a alcanzar un máximo histórico. Ha sido un 21,8% de la superficie total de maíz, sembrada con variedades modificadas genéticamente, casi la totalidad de la que sufre ataques graves de la plaga del taladro. Recordar que se trata de la única modificación genética cultivable autorizada en la UE, junto con la de la patata Amflora que ha sido aprobada esta misma semana por la Comisión.

El debate de los transgénicos se ha vuelto a abrir esta semana con la aprobación del cultivo de patata que incorpora una modificación genética que la hace más eficiente para su uso industrial. Diversas organizaciones del entorno ecologista se han lanzado a tumba abierta a la fácil tarea de meter el miedo en el cuerpo a los ciudadanos, realizando afirmaciones de toda índole sobre su seguridad para la salud o para el medioambiente. La realidad es que existen organismos científicos acreditados al efecto que son los que durante ocho años han integrado todas las aportaciones en este campo, los pros y los contras. Al final, estos paneles de científicos, que son sin duda los órganos más cualificados, han emitido sus informes, que a su vez han sido replicados. El hecho es que al final de un largo periodo la ciencia emite su dictamen y los políticos deciden en consecuencia. Por ello en la UE disponemos de la mayor seguridad alimentaria y ambiental de todos los espacios económicos mundiales. Son 14 años cultivando y consumiendo estos productos en todo el mundo, sin ningún efecto negativo para la salud humana, ni grave ni leve. Esta patata no es más que el producto del trabajo de la ciencia y del correcto cumplimiento de nuestras propias normas. Por ello y pese a quien pese, el agro continúa su inevitable modernización.

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