Corella estrena 'El lago de los cisnes' en Valladolid tras 22 años sin representarse

Restar las maneras del XIX, la mímica superflua, elegir los pasajes musicales que más favorecen la exhibición de su cuerpo de baile y renovar la estética de un ballet clásico, con tu-tú y con videoarte. Esas han sido las directrices que ha seguido Ángel Corella, director del Corella Ballet Castilla y León, para afrontar su montaje de 'El lago de los cisnes', el primer ballet de Tchaikovski y reto en constante superación para los coreógrafos clásicos.

Después de ver cientos de montajes, Corella decidió sumar lo que más le había gustado de la versión original de Marius Petipa y Leiv Ivanov, y a partir de ahí crear su propia versión. El primer bailarín que no quería ser coreógrafo ha estrenado la pasada temporada 'String Sextet' y ahora se atreve con un gran clásico. 'El lago de los cisnes' no se ha montado en España desde hace 22 años, cuando el Ballet Nacional dejó de ser clásico. La ambiciosa partitura (casi seis horas de música) y un cuerpo de baile multitudinario (más de medio centenar de bailarines en el tercer acto) requieren un director valiente.

Y así definieron ayer a Ángel Corella algunos de los cargos públicos que le acompañaban, José María Viteri, gerente del Calderón, y Alberto Gutiérrez Alberca, viceconsejero de Cultura. Este estreno absoluto es posible gracias a la coproducción del Teatro Calderón, el Campoamor de Oviedo y el Teatro Auditori de San Cugat.

«Llevo quince bailando 'El lago de los cisnes' y lo he hecho con el American Ballet, con el Bolshoi, con el Ballet de Tokio o el de Caracas. Era momento de regalar al público español el ballet más conocido. He cogido lo mejor de cada producción y hemos hecho una para que los bailarines se luzcan, demuestren su gran capacidad técnica, y para que el público disfrute», explica el director madrileño. Aunque clásica, «la danza ha evolucionado. Un bailarín no está en el escenario como una figura de porcelana, ahora nos movemos de forma distinta. Tiene más relación con el trabajo físico, habrá más piruetas porque se pueden hacer, caemos de diferente manera. El baile se acerca más a las olimpiadas, al deporte pero con arte», explica Corella, quien anunció que no podrá bailar. «Desde la intoxicación alimentaria en Barcelona, que sufrimos siete miembros de la compañía, he tenido bajadas de azúcar y me están mirando los médicos por si pudiera ser prediabético».

Escenografía y vestuario de Benjamin Tyrrell, videoescenas de Álvaro Luna, todo creado para que el ballet sea «una sucesión de fuegos artificiales, sin tiempos muertos». Por eso de las seis horas de Tchaikovski la pieza se queda en dos horas y media. «He dirigido muchos montajes de este ballet y lo que ha conseguido Corella es una versión más corta y compacta, sin perder la idea de Tchaikovski», apuntaba el director de la Orquesta de Kiev, Aleksei Baklan. Maestro especializado en los ballets rusos, «lo llevamos en las venas, para nosotros hacer 'El lago' es como dar un paseo», felicitó a la compañía por el montaje «y con más mérito ya que es un país sin tradición de danza clásica».

Entradas agotadas

«No queda otro remedio que elegir. Sólo en el cuarto acto hay ocho valses, si hacemos todos se va una hora. Así que aunque todos son muy bonitos hay que reducir», aclara Corella. Herman Cornejo, Joseph Gatti y Fernando Bufalá encarnarán a Sigfrido, según el día, y Adiarys Almeida, Ashley Ellis y Kazuko Omori, serán Odette.

Aunque en su estreno el 4 de marzo de 1877 dejó frío al público del Teatro Bolshoi, la coreografía del francés Marius Petipa estrenada en el Mariinsky en 1895 elevó 'El lago de los cisnes' a categoría de indispensable en el repertorio clásico. Y aún sigue siendo la referencia. «'El lago' es el mejor para una época de crisis porque todos lo quieren ver», asegura Corella. Esta historia de amor y fatalidad vendió en dos horas todas las localidades para las cinco funciones. Después la compañía, que viajará a América, tiene ya 35 compromisos.