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El barrio zamarriego, antes pueblo con el mismo nombre de ahora y antes aún con el de Colación de Miraflores de la Sierra y (hay quien lo dice) Mirador de Alá, está a mil metros de altitud sobre el nivel del mar, en la cota 1.000, al comienzo del páramo castellano desde el que se divisa toda la sierra y, muy cerca, el imponente Alcázar donde las mujeres del pueblo protagonizaron la gesta de arrebatárselo a las tropas musulmanas. En aquel episodio del siglo XIII está inspirada la fiesta más popular de Zamarramala, cada año alrededor de la fiesta de Santa Águeda del 5 de febrero, una exaltación de la mujer y un reconocimiento también a hombres que lo merecen por apoyar la causa femenina. Pero es en agosto cuando el pueblo-barrio celebra sus fiestas patronales.
Estas fiestas a caballo entre el fin de agosto y el comienzo de septiembre son más íntimas, más para los zamarriegos, aunque siempre acogen a cualquiera que les visite. Así, después de una intensa semana cultural con actos diversos para todos (desde circo para los más jóvenes a un concurso de repostería o la marcha hasta el valle de la Aceveda para conocer el azud del Acueducto), las fiestas en honor a la Virgen del Rosario comenzaron la madrugada del viernes en las peñas y, ya por la tarde, con el partido de fútbol entre solteros y casados, la actuación del mago David Maestro en el Centro Cívico antes del pregón inaugural, de la gran parrillada popular a cargo de la Comisión de Festejo y la verbena popular con el dúo Harmony para entrar en la madrugada, a la que puso música Canario Disco con su 'macrodiscomóvil'.
El Paseo del Botijo animó ayer por la mañana las calles, plazas y piscinas de Zamarramala, con la charanga Chirijota como protagonista, para llegar en torno a la una de la tarde a los encierros infantiles con los carretones embolados en la plaza del Centro y alrededores, casi hasta que llegó la hora de la paella popular a la que asistieron varias decenas de personas, de la que se encargó el bar El Alcázar.
La jornada continuó por la tarde con distintos campeonatos (entre ellos el futbolín humano), una 'duchita refrescante' (que vino bien en la tarde calurosa) y luego el concurso de disfraces , la chocolatada del bar La Alcaldesa y casi el empalme con el domingo, pues la charanga Chirijota estaba preparada para amenizar la madrugada desde las cinco en punto.
Hoy es el día grande, aunque los jóvenes culminarán las fiestas mañana con la Cena de la Juventud. El tradicional volteo de campanas anunciará este domingo la fiesta, que a mediodía tiene como cita ineludible la misa en honor a la Virgen del Rosario, como la procesión de las siete de la tarde hasta la ermita de San Roque, a la que seguirá el 'refresco por y para el pueblo' antes del último disco móvil. Mañana la comida está programada: Gran Macarronada a cargo del bar La Alcaldesa.
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