La familia Marista, testigo de un siglo de cambios en la educación

La comunidad ha vivido los innumerables cambios sociales y educativos ligados a la historia de España y se ha adaptado a cada uno de ellos. Uno de los más importantes es el que se vive en la actualidad, según afirma el director del centro desde hace dos años, José Luis Marijuán, quien explica que la prioridad siempre han sido los alumnos, pero «hoy se requiere más». Del sistema expositivo se ha pasado a las clases donde se trabajan las inteligencias múltiples con un trabajo cooperativo, en el que los estudiantes «son los que en muchas ocasiones desarrollan los temas por su cuenta con ayuda de los profesores». Marijuán señala que en el último lustro el cambio del centro ha sido «muy significativo», con los profesores «muy comprometidos, con dedicación, formación y también con la participación de los alumnos».

El actual centro ha evolucionado en los últimos años en el ámbito pedagógico, pero lleva haciéndolo en todos los sentidos desde su creación, en octubre de 1971, y su inauguración en 1972, año en que se inicia la construcción de la residencia-internado Santa María, en la carretera Soria-Plasencia, que se cerró en 1985. Es mixto desde 1981, el funcionamiento como centro concertado llegó en 1986 y la educación bilingüe se implantó en 2007. El centro cuenta con unos 50 profesores y 767 estudiantes, pero ha llegado a tener más de 900, con clases que acogían hasta 40 alumnos. El aumento del alumnado fue la principal razón para el traslado a El Pinarillo.

Desde 1921, y durante cincuenta años, el centro estuvo ubicado en la Casa Burgos y en unos terrenos aledaños, entre las calles de San Agustín y del Mal Consejo. Media vida de los Maristas de Segovia transcurrió en lugar, donde se produjo la mayor desgracia de la historia del centro educativo a comienzos de la Guerra Civil, con la muerte de cuatro jóvenes después de que cediera una de las paredes laterales y los escombros cayeran en el techo del comedor justo cuando los internos entraban a cenar. La tragedia dejó también cuarenta heridos y, según fuentes del centro, resultó una gran prueba de entereza que sacó a la luz el comportamiento «admirable» de los alumnos externos.

Antes de la Casa de Burgos, el colegio se ubicó primero, y durante tres años, bajo el nombre Sagrado Corazón, en el Torreón de Lozoya, un año después de la instauración de las escuelas gratuitas. Se creó el colegio de pago por el interés de algunas familias de proporcionar a sus hijos la educación marista. Los primeros pasos como escuela gratuita fueron en la Casa de los Picos y en 1921 se traslada a un inmueble de la calle San Adolfo Rodríguez, donde permanecen hasta 1932 bajo el nombre de Escuelas del Salvador.

El deporte ha jugado un papel esencial a la hora de crear el ambiente familiar en la comunidad educativa. «Antes había mucha identificación. Los alumnos participaban y llevaban con orgullo la camiseta del colegio», recuerda el director. La efusividad quizá se haya perdido, pero actualmente existen varios equipos deportivos, entre ellos los scouts y «otros muy unidos de formación que llamamos 'marcha'». El centenario se inaugurará oficialmente esta tarde, a las 19:00 horas. Otras actividades previstas son la presentación de un disco interpretado por el coro colegial y de un libro, una exposición fotográfica en el Torreón de Lozotaly la inauguración de una nueva plaza en el patio.