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«Son muchas las personas que están deseando volver a las iglesias, y así nos lo han trasladado. Por ello, trabajamos en adaptarnos a esa 'nueva normalidad' que ya se vislumbra y cumplir las instrucciones y normas que dictan las autoridades sanitarias y el propio Gobierno», sostiene el vicario general de la diócesis de Segovia, Ángel Galindo.
La Iglesia segoviana ha empezado a moverse pronto para ir diseñando la nueva realidad que los ciudadanos tendrán que afrontar durante y después de la desescalada. Iglesias y templos religiosos podrán reabrir con el comienzo de la primera fase (11 de mayo), y el Obispado ultima el borrador de un protocolo que entregará en los próximos días a las autoridades gubernativas de la provincia. Según Galindo, este documento base está inspirado en el protocolo que la conferencia episcopal alemana ha puesto en marcha en aquel país, «aunque sabemos que el virus ha causado en Alemania menos estragos que en España».
Coronavirus en Segovia
El borrador se ajusta a las normas y recomendaciones de las autoridades sanitarias, y las iglesias y templos solo podrán completar un tercio del aforo (el 50% a partir del 8 de junio, día en que ha de comenzar la tercera y última fase de la desescalada si todo marcha según lo previsto y no hay un repunte del virus que descuelgue a la provincia del proceso). «Calculamos que podrá haber una media de 50 personas, aunque dependerá de los lugares. A las iglesias de Segovia capital accederán más de 50, probablemente, y a las del medio rural, menos, aunque hay pueblos de 30 habitantes que entrarán los 30», señala Galindo.
Esa nueva normalidad exigirá acudir a la iglesia con mascarilla, lavarse y desinfectarse las manos con gel hidroalcohólico en el acceso y, por supuesto, el mantenimiento de la distancia de seguridad entre los fieles. Para asegurar el cumplimiento de esta última medida, habrá dos personas como mínimo en cada templo encargadas de acomodar a las personas que acudan a oír misa. Por su parte, el sacerdote oficiará con mascarilla, entregará las sagradas formas en la mano durante la comunión y lavará bien los cálices y las vinajeras antes y después de la ceremonia. También queda suprimido el rito de la paz, y el cepillo o bandeja para la colecta permanecerá en un sitio fijo al que los fieles podrán acudir. El objetivo primordial es evitar todo contacto entre personas. El protocolo suprime los coros, aunque sí podrá haber una persona que cante y el sacerdote tendrá la posibilidad de ayudarse de un lector.
Las medidas previstas son muy restrictivas, pero las autoridades eclesiásticas entienden que no queda más remedio que seguir las recomendaciones sanitarias si se quiere frenar la propagación del virus. Mientras no haya un tratamiento o vacuna, habrá que actuar con mucho cuidado en todos los órdenes de la vida. La recomendación de oír misa por televisión continúa vigente para las personas mayores, especialmente vulnerables a la covid-19. «Seguiremos aconsejando a los mayores de 70 años en las zonas rurales y de 65 años en la ciudad que no acudan al templo, que sigan la ceremonia por televisión», explica el vicario de la diócesis segoviana. «Evidentemente, si en un pueblo solo hay 20 o 30 habitantes y son todos mayores, se les permitirá acudir a la iglesia, siempre y cuando no estén enfermos o tengan familiares enfermos», añade.
Nuevos hábitos, nuevas rutinas. La Iglesia es consciente de que entra en un nuevo tiempo y quiere cumplir las normas para garantizar la seguridad de sus ministros y sus fieles.
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