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A las 3:30 horas y sin grandes estruentos. Con la ciudad en la más absoluta oscuridad y sin apenas gente en sus calles. La luz regresó a Segovia capital quince horas después del histórico corte del suministro eléctricto que afectó a toda la Península ibérica. La capital segoviana se convirtió así en uno de los últimos territorios de España en recuperar la normalidad. Otros puntos de la provincia, como El Espinar, recuperaron la electricidad una hora antes, sobre las 2:20 horas de la madrugada.
Segovia estuvo quince horas sin luz y más de cinco horas y media a oscuras. Con la caída de la noche, sobre las 22:00 horas, la relativa normalidad que se pudo vivir antes en las calles de la ciudad se esfumó. Pocos coches en la carretera, aún menos personas por las aceras y una importante presencia policial por las calles para tratar de garantizar la seguridad ciudadana.
Las escasas luces que se podían ver en Segovia se iban apagando con el paso de las horas. Por las ventanas de algunas viviendas se podía observar la luz procedente de las velas, los teléfonos móviles que todavía tenían algo de batería o incluso de pequeñas luces LED. Según avanzó la madrugada, cada vez menos casas mantenían ese atisbo de vida despierta en su interior. Sin saber cuando regresaría la luz, los segovianos se fueron a dormir completamente a oscuras.
En la calle la oscuridad era prácticamente total. En el centro de la ciudad, el imponente Acueducto no se podía ver a más de 100 metros de distancia. Y eso que en sus inmediaciones casi siempre hubo alguna patrulla de la Policía Nacional o de la Policía Local. Las luces azules de sus sirenas fueron la iluminación de la mayoría de las calles y la poca que se colaba por las ventanas de la viviendas.
También permanecieron encendidas durante la madrugada las luces de emergencia de instalaciones como el aparcamiento subterráneo de Padre Claret. Sin embargo, los espacios que mejor combatieron la oscuridad fueron los centros sanitarios. El Hospital General de Segovia era una isla de luz en medio de tanta oscuridad. Lo mismo ocurrió con el centro de salud de San Lorenzo, con un potente foco que iluminaba su aparcamiento trasero, donde sanitarios, miembros de Protección Civil y policías se reunían cada pocos minutos para comentar la excepcional noche con el constante sonido de fondo del generador que aportaba electricidad al edificio.
Así transcurrió la noche hasta que a las 3:30 horas se hizo la luz. Sin previo aviso y sin alardes, Segovia volvió a la normalidad como si nada hubiera pasado. Las farolas volvieron a alumbrar todas las calles de la ciudad y los semáforos recuperaron sus colores para ordenar un tráfico que durante quince horas quedó condicionado a la precaución de los conductores.
En mitad de la madrugada y sin apenas segovianos despiertos en sus casas o en las calles, no hubo aplausos al regreso de la luz como sí ocurrió en otras localidades españolas. Apenas hubo reacción a la vuelta del suministro.
Con luz artificial en las calles, a las 7:15 horas amaneció en Segovia. La ciudad empezó a despertar como cualquier otro día. Pero no era una mañana cualquiera. Era el día 1 tras el gran apagón.
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Mateo Balín y Sara I. Belled (gráficos)
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