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Segovia ha sido una de las últimas ciudades españolas en recuperar la normalidad. El suministro eléctrico no regresó a la capital segoviana hasta las 3:30 horas, por lo que la oscuridad se apoderó de la ciudad durante alrededor de cinco horas.
Con la luz del día, Segovia había resistido con aparente normalidad las consecuencias del apagón. Había gente en las calles, coches en las carreteras y los bares y restaurantes que conservaban bebidas y comidas en buen estado tuvieron llenas sus terrazas hasta última hora de la tarde. Incluso los grupos de turistas llegaron con normalidad a la ciudad y pudieron disfrutar del patrimonio de Segovia durante toda la jornada.
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Sin embargo, la marcha del sol y la caída de la noche recordó a todos los segovianos ajenos al corte de suministro las consecuencias del apagón. En menos de una hora, la ciudad se apagó y casi se vació. Los recuerdos de la pandemia y el toque de queda, cuando a las ocho de la tarde se debía estar en casa para evitar la propagación del virus, volvieron a la mente de muchos vecinos de la ciudad.
Pasadas las nueve de la tarde todavía se podía ver con facilidad por las calles de Segovia. Los rayos del sol ya no alumbraban con tanta claridad pero no había problemas para poder andar o circular en coche. Pero con el paso de los minutos la oscuridad empezó a ganar protagonismo. Cientos de segovianos se apresuraron en regresar a sus casas, ya sea tras pasar la tarde de ocio en la calle o de sus respectivos puestos de trabajo. El tráfico era cada vez más intenso en las principales arterias de la ciudad y las linternas de los teléfonos móviles cada vez eran más visibles por las calles.
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Minutos antes de las diez de la noche la oscuridad ya era casi total. Sin embargo, todavía había vida en las calles. Los autobuses urbanos realizaron los últimos servicios de la jornada con una gran afluencia de usuarios. Mientras, cada vez más coches de Policía Nacional y Policía Local empezaron a ocupar las calles.
A las 22:30 horas la noche ya era cerrada en Segovia. Apenas había luces, aunque varios grupos de jóvenes decidieron pasar la excepcional noche en la calle alumbrados por sus teléfonos móviles. La circulación cada vez era menor y tan solo los tonos azulados de los indicativos de los coches policiales alumbraron la ciudad. Fueron la única excepción a la noche en la que Segovia durmió en absoluta oscuridad.
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Juanjo González | Salamanca, María Pedrosa y Francisco González
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