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José Antonio Velasco y María Bravo, sobrino y tía alcaldes de sus respectivos pueblos. ANTONIO DE TORRE

La familia, por encima de los colores políticos

La alcaldesa de Lastras del Pozo (PP) y el alcalde de Muñopedro (PSOE) comparten parentesco (son tía y sobrino), pero no preferencias políticas

Berta Jiménez

Segovia

Lunes, 19 de abril 2021, 21:22

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María Bravo y su sobrino José Antonio Velasco son alcaldes. Bravo se puso al frente de la Alcaldía de Lastras del Pozo desde que el anterior regidor, Mariano Moreno, falleciera repentinamente en noviembre de 2019, y Velasco ostenta el cargo en Muñopedro desde hace cuatro mandatos. Sin embargo, aunque comparten parentesco, cada uno representa a un partido: ella, al PP y él, al PSOE.

Bravo lleva en política desde 2003 y ha ejercido de concejala todo este tiempo. Cree que en el ámbito rural la gente no le da demasiada importancia a los partidos sino «a la persona». Velasco coincide con su tía al manifestar su visión de la política en los municipios pequeños: «Los partidos los dejamos a un lado, va en la persona», declara quien comenzó su carrera hace más de 30 años con el partido Unión Centrista Liberal (UCL) y salió elegido como alcalde la primera vez representando a Izquierda Unida (IU). El regidor de Muñopedro asevera que en los pueblos de mayor tamaño se hacen más evidentes las diferencias ideológicas y pone el ejemplo del vecino Marugán, de unos 600 habitantes.

Al relatar su día a día, Bravo le quita importancia, ya que Lastras del Pozo «es un pueblo muy pequeñito». Según los últimos datos del INE, cuenta con una población de 62 habitantes, aunque Bravo calcula que serán unas 40 personas las que viven allí todo el año, unas cifras mucho menores que las de Muñopedro. A sus 72 años, la alcaldesa asegura que es de las más jóvenes del pueblo: «Casi todos tienen de 80 para arriba».

Uno de los principales retos de este municipio en los últimos años ha sido el de conseguir agua potable. El agua corriente que sale del grifo contiene arsénico, por lo que beberla resulta tóxico. «Es el problema más gordo que tenemos en Lastras», dice la alcaldesa. «Para bañarnos, ducharnos y todo eso, se puede usar perfectamente. El problema es cuando va a la boca», relata. No obstante, hace poco han montado una máquina potabilizadora en el depósito que pronto empezará a funcionar. «Lo estamos solucionando», afirma la edil.

Algo de lo que presume la alcaldesa de Lastras del Pozo es de que no han tenido ni un solo caso de coronavirus en todo este tiempo de pandemia. «Creo que ha sido el único pueblo que no ha tenido contagios», afirma notablemente alegre. Bravo confirma que casi todos los mayores de 80 años, que son un gran porcentaje de los habitantes del pueblo, ya han sido vacunados. «La semana pasada fueron a ponerse la segunda dosis a Segovia», explica.

Por su parte, el alcalde de Muñopedro se ha enfrentado a tareas muy diferentes dado que es un pueblo que tiene algo más de 300 vecinos. José Antonio Velasco cuenta que lo más urgente de su gestión en este momento es terminar las calles que están sin asfaltar, especialmente las principales, algo que espera que ocurra a lo largo de este mes de abril. Otra de las labores más grandes que ha llevado a cabo su equipo de gobierno durante años es la concentración parcelaria. «Llevamos 20 años detrás de ello», señala. En los años 70 se expropió una finca de 700 hectáreas que, según el alcalde, se repartió entre todos los vecinos del pueblo dividiendo el terreno en diferentes partes. Ante tal situación, han querido concentrar todas las tierras en una única parcela por propietario. «Al final hemos conseguido que este año por fin se haya terminado la concentración en el pueblo», declara. «Ha sido una tarea grande pero es muchísimo mejor». En su opinión, esta concentración facilita la gestión a la hora de tramitar ayudas o subvenciones, dice, y pone el ejemplo de los agricultores, que han tenido siempre unos «problemas enormes» para solicitar la PAC. «Nadie tenía los papeles de las tierras pero ahora ya sí», explica.

Muy unidos

Entre ambos la relación es muy estrecha. María nunca tuvo hijos pero José Antonio es como si lo fuera. «Le he criado yo. A él y a sus hermanos», dice. Hace tres años, la alcaldesa perdió a su marido y su sobrino está siendo un gran apoyo. «En cuanto le llamo, aquí le tengo», señala. También en temas políticos su sobrino le aconseja, dado que Bravo, como ella misma indica, estaba de concejal en el Ayuntamiento pero «no tenía experiencia como alcaldesa». Igualmente apunta que la relación de su sobrino con el antiguo alcalde era muy buena, aunque fuesen de partidos políticos distintos.

También así lo cuenta Velasco. «En cualquier cosa que me pregunta mi tía, le echo una mano» dice, y recalca que si la alcaldía estuviera ocupada por otra persona con la que no guardara tan buena relación, prestaría su ayuda de la misma manera. Velasco recuerda pasar de pequeño largas temporadas en Lastras del Pozo, hasta que empezó a ayudar a su padre con el ganado y las tareas del campo, un estilo de vida que, aún habiéndose dedicado durante décadas a la política, rememora con cariño: «Yo vengo del campo y mi vida es el campo».

De cara a las próximas elecciones municipales, Velasco manifiesta que todavía no tiene «ni idea» de si se presentará o no. «Si llega el momento y los que están conmigo quieren que sigamos porque la gente está conforme, no veo inconveniente», declara. Sin embargo, se muestra más favorable a dejar paso. «A mí me gustaría que se presentase la gente joven», dice, y asegura que en el caso de que se animaran, les apoyaría «fueran del partido que fueran».

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