Emocionante despedida a Jonatan, el eterno nueve

Dos equipos unidos por el dolor. El Sporting Nava de la Asunción y el Club Deportivo Navalmanzano. Un color, el morado, que no es el que defienden habitualmente en las canchas de la provincia de Segovia que recorren para disfrutar de su afición al fútbol sala. Un graderío, lleno pero triste, compungido y roto. También vestido prácticamente al completo del mismo color. Un partido de dos conjuntos de aficionados que en la noche de este sábado fue más que un encuentro de la modesta liga en la que compiten. Fue un sentido y emocionante homenaje en memoria de Jonatan Rubio, Jony. El eterno nueve, como rezaba la pancarta con la que salieron los jugadores a la pista del frontón en el que retumbó con una solemnidad sobrecogedora el minuto de silencio que precedía al juego. Solo se escucharon los sollozos fugados de quienes intentaban reprimir la rabia y la pena.

Los locales del Sporting Nava de la Asunción se enfundaron la camiseta del Nieva, equipo del malogrado alcalde de esta pequeña localidad de la campiña segoviana, que no acaba de despertarse del mal sueño de la trágica muerte del joven regidor. El vehículo que conducía el pasado lunes chocó con un camión de ganado.

Su muerte ha sacudido a la provincia. Su juventud, 34 años, y su personalidad cercana, trabajadora y comprometida hacen que duela todavía más. Su afición al deporte en general, y en particular al fútbol sala, le hizo merecedor del respeto y del homenaje que este sábado le tributaron.

Sus padres; su novia, con la que tenía planes de boda después de haberse comprometido hacía unos días; su hermana, y otros familiares del finado recibieron el cariño de todos los presentes. Su camiseta del Nieva y un ramo de flores presidieron el homenaje rendido a flor de piel y a pie de cancha. Acudieron convecinos suyos, pero también sumaron sus silencios, su pesar y sus aplausos en memoria de Jonatan Rubio asistentes procedentes de otros municipios, de la anfitriona Nava de la Asunción; de La Lastrilla, donde residía la pareja; de Santa María la Real de Nieva, cabecera de la comarca, de Coca...

Su legado es ese, el afecto que sembró y cultivó entre quienes le conocieron y que ahora no dejan de derramar lágrimas cuando le evocan, cuando recuerdan lo deportista que era. No solo el fútbol sala, también corría y escalaba. Todos se enfundaron con orgullo la camiseta del eterno nueve.

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