Rechazo a la planta de compostaje a las puertas de la ermita de la Virgen del Pinarejo

La imagen de la Virgen del Pinarejo ya está en Aldeanueva del Codonal. Los vecinos del pueblo y de los alrededores trasladaron ayer la imagen desde su santuario situado junto al río Voltoya a través de los pinares, y volverán a llevarla a la ermita el 11 de junio, cuando celebran su romería. Este traslado fue ayer también una oportunidad para expresar la oposición de los habitantes de la comarca, de las poblaciones situadas en el ámbito del río Voltoya, contra la planta de tratamiento de residuos que está proyectada a pocos metros de la ermita y del cauce.

A las cinco de la tarde, los vecinos manifestaron ayer de forma gráfica esta oposición al proyecto con una gran pancarta junto a la ermita de la Virgen del Pinarejo, y también con una cadena humana desde allí hasta la cercana presa del Voltoya, para demostrar que «la planta de compostaje estaría situada muy cerca de la ermita y del río».

La concentración la convocó la Plataforma Voltoya Sin Mierda, que había invitado al traslado de la al delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Javier López-Escobar, para que conociera la tradición y la Ermita del Pinarejo, que está a unos 350 metros de la finca en la que está proyectada la planta de tratamiento de residuos que ha sido autorizada, y contra la que ya han presentado más de 3.800 firmas de oposición al proyecto. Los vecinos se oponen porque consideran que la planta, según el proyecto, está situada en zona inundable del río Voltoya, que es permeable y en suelo rústico protegido al ser zona pinares, y argumentan que no han previsto un sistema de desagüe y está proyectado un lavadero de camiones sin la adecuada visibilidad para incorporarse a la carretera Segovia-Arévalo.

Ecologistas en Acción de Segovia también ha presentado un recurso ante el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, contra el acuerdo por el que se autoriza la planta, que podría tratar 19.206 toneladas anuales de residuos orgánicos, según señala el colectivo, procedentes de la industria agroalimentaria y subproductos de origen animal no aptos para el consumo humano (Sandach). Uno de los aspectos más «preocupantes» de este proyecto, a juicio de los ecologistas, es su ubicación a «solo 125 metros» del río Voltoya.