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Participantes de la diócesis en la Jornada Mundial de la Juventud.
Los jóvenes de la diócesis regresan «encantados» del encuentro con el Papa

Los jóvenes de la diócesis regresan «encantados» del encuentro con el Papa

Silvia G. Rojo

Domingo, 7 de agosto 2016, 13:12

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Acaban de regresar de la Jornada Mundial de la Juventud que se ha celebrado en Cracovia y ya de entrada, el delegado de Juventud de la diócesis de Ciudad Rodrigo, Roberto Vegas, indica que la experiencia ha sido «altamente positiva».

A pesar de que el encuentro propiamente dicho con el Santo Padre comenzó el martes 26 de julio, el recorrido de las 12 personas de la diócesis y de muchos otros jóvenes ha durado 18 días y han visitado ciudades como Berlín, Viena o Praga. Por supuesto, además del turismo propio de un viaje de estas características, han participados en catequesis, en jornadas de formación y «hemos intentado educar en valores conjugando con algunos de los aspectos de las ciudades por las que pasábamos», comenta.

El sacerdote matiza que el motivo de alegría ya fue previo, «estaba muy contento antes de ir porque nuestra diócesis se volvía a hacer presente en una Jornada Mundial de la Juventud».

Del viaje «todo ha merecido muchísimo la pena» y sobre el Papa Francisco dice que «tengo sentimientos encontrados porque no lo he visto igual todos los días».

Matiza que «los dos primeros días estaba súper alegre y el último día le vi serio y en la misa no estuvo tan expresivo como los días anteriores».

Nunca se sabe pero quizás, al igual que a la expedición civitatense, al Santo Padre le cambió el estado de ánimo tras su paso por el campo de concentración de Auschwitz.

«El paso por Auschwitz fue impresionante, una de las cosas más duras del viaje y sin haberlo hecho adrede luego cuando hemos visto fotos del viaje nos hemos dado cuenta de que en las fotos estamos todos serios, nadie sonríe», añade Vegas, «te quedas asombrado de que el ser humano sea capaz de llegar a tanta crueldad».

Impresionante también, pero por un motivo bien distinto, era la imagen del Campo de la Misericordia donde los jóvenes se encontraron con el Papa Francisco, «mirabas al horizonte y no se veía el final de la gente».

En la parte polaca y como no podía ser de otra manera, Roberto reconoce que «en cada rincón está el espíritu de San Juan Pablo II».

Los participantes de la diócesis han desarrollado la totalidad de las actividades con la gente de la diócesis de Burgos y «es algo más enriquecedor estar con gente de otros lugares», opina el sacerdote.

De igual modo, y tras sus experiencias, entiende que «cada JMJ es diferente» y detalla que «la primera en la que participé en París en 1997 fue especial por ese motivo, porque fue la primera; la de Madrid no la disfruté tanto, al estar en casa íbamos bastantes pero corriendo de un lado a otro, fue bonita pero la organización no fue tan buena con la de Cracovia, resultó más caótica».

Sobre esta jornada en concreto concluye que «hemos terminado muy contentos y como el año pasado había sido el encuentro de Ávila, la dinámica ya fue la de una mini JMJ».

Los chicos mas jóvenes que formaban parte del grupo también han terminado «encantados» y deja constancia de que «hemos vivido días festivos pero también de conocer el dolor».

Según Roberto Vegas, «hemos redescubierto o aprendido una cosa muy importante: cuando el hombre aleja a Dios de su vida las cosas no salen bien y lo hemos comprobado en Berlín, en Viena o en Auschwitz».

Al igual que el Papa es de los que también piensa que «hay nuevos modos de apartar a Dios porque la felicidad no solo está en el bienestar, se puede ser feliz en momentos complicados».

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