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Jesús Ángel Turiel en la actualidad y en su etapa como jugador del Real Valladolid El Norte/Ramón Gómez
Protagonista en las dos orillas

Turiel, el jugador valorado por sus compañeros

Formado en los Campos Anexos, jugó cinco temporadas en el primer equipo del Real Valladolid, todas con buenos resultados, y tres en ese histórico Alavés que se «paseó» por Europa

José Anselmo Moreno

Viernes, 16 de mayo 2025, 19:03

En el fútbol casi nada es casualidad. Hay jugadores que son pegamento y son valorados más por sus compañeros que por la prensa o la afición. A Turiel se le consideraba poco vistoso, incluso prescindible, pero ahí están sus números. Esos no mienten. No todos los jugadores pueden ser elegantes pasadores o catedráticos del gol, él estuvo lejos de ambas cosas, pero sorprende escucharle decir que se sintió valorado aquí. Yo pensaba que no, pero si él asegura que sí... no hay más que hablar. Valorar, lo que se dice valorar, lo hicieron más en Vitoria, con cuyo equipo llegó a ser líder de Primera y jugó la Copa de la UEFA, de la mano de Mané.

Sin embargo, antes de llegar a su minuto de gloria con el Alavés, vio pasar por los Anexos a compañeros que soñaban con debutar en el club de su vida, pero no se les dio el tiempo ni el espacio. El sí llegó, tuvo una carrera larga y fue importante en varios puestos, por ejemplo durante la temporada en la que el Pucela se metió en Europa, aunque después rechazó jugar la Intertoto y aquel tren ya no volvió a pasar.

Suele decir Marcos que uno de los «debes» del club es que no se valora «lo de casa», por aquí han pasado talentos silenciosos y tuvieron que irse a cambio de otros llegados de fuera, no necesariamente mejores. Y es que a veces se mira a los de aquí como futbolistas irrelevantes y que solo llegan para picar piedra, para hacer el trabajo sucio, pero a fin de cuentas, trabajo, incluso escuchan los pitos del público porque al principio no tienen la clarividencia de otros. Ese futbolista parece insignificante pero es luego el más valorado por sus compañeros. Así se escribe la historia de Turiel. Y el presente, ya que sigue siendo valorado por los veteranos. Durante los partidos hay una consigna: «En un córner tiradla arriba donde sea, que ya aparecerá la cabeza de Turi». Tal vez por eso le apodan «cabecita».

Su historia es curiosa. Tras jugar de titular los siete últimos partidos con Moré, acababa contrato en 2001 y dice que «por circunstancias» no se dio la renovación. «Yo me hubiera quedado, pero ellos no insistieron mucho y a mí me salió lo del Alavés». Sin embargo, recalca que se sintió apreciado en el Pucela tras estar varios años en Primera y categorías inferiores. «La gente aún me recuerda por la calle, para mí llegar al primer equipo fue un sueño y no me fui frustrado, ni mucho menos, me fui agradecido y a veces no hay que quemar las etapas del todo, más aún siendo de aquí».

Respecto al Alavés dice que fue «espectacular» al principio, ya que todo iba rodado. «Las victorias y verte arriba te dan poder psicológico. Empezamos bien, seguíamos ahí y nos veíamos invencibles, es de esos años que todo sale perfecto y la temporada siguiente por Europa fue importante para mi carrera. Viví años muy buenos y en los recuerdos del fútbol a mí me queda lo bueno y lo malo, lo mejor y lo peor, nunca lo del medio».

Actualmente, Turiel está trabajando en un grupo de tecnificación con chavales del Real Valladolid, junto a Chema Jiménez, Abel Muñoz u Óscar González. «Estoy a gusto en ese trabajo, es importante para un club la formación desde abajo». Sobre el primer equipo y esta temporada dice que uno de los problemas es que no se consiguió encauzar alguna victoria en partidos clave. «En su momento, algún triunfo que estuvo a punto de llegar habría dado un impulso, pero no llegó y el equipo se vino abajo por esa sensación de que ves que no ganas y te hundes».

Nacido en Málaga, Jesús Turiel creció con el escudo blanquivioleta en el pecho. Pasó por todas las categorías inferiores, destacando por su entrega, sentido táctico y capacidad para disputar los balones de cabeza. Su valentía en el juego aéreo era algo descomunal. Iba con todo. Eso le permitió meter goles y hasta jugar de central siendo centrocampista. Como ocurre con frecuencia, su condición de «canterano» jugó a veces en contra y en lugar de ser visto como un activo fue eclipsado por jugadores foráneos con más nombre y menos aportación. Incluso fue pitado por algún sector de la afición, algo que también sucedió con Benjamín Zarandona. Siempre se exige más a los de aquí.

Precisamente sobre los pitos asegura que en su época eran más normales. «Te exigían y, si te pitaban, algo tendrían de razón pero lo cierto es que los pitos se oyen más que los aplausos y yo me he sentido querido porque tuve también mis aplausos en temporadas en que si miras los resultados fueron buenas, incluso marqué goles importantes y tuve buenos números en la que era mi casa».

Sin embargo, el club no confió mucho en aquella no renovación de 2001 y Turiel, como tantos otros, tuvo que buscarse la vida. Su carrera fue larga. En el Alavés participó activamente en la mencionada etapa, una de las más gloriosas del club, con la histórica Copa de la UEFA y en una eliminatoria hizo dos goles. Demostró que sí tenía nivel, rodeado de un ecosistema favorable.

Seguramente no fue un gran ídolo para nadie, pero sí fue un enorme profesional que paseó el nombre de Valladolid allá por donde transitó. El ahora entrenador, jugó también en el Elche, Hércules, Pontevedra y Toledo. Como técnico, inició su carrera en las categorías inferiores del Pucela para pasar posteriormente al CD Mojados y al Atlético Tordesillas, en Tercera. En la temporada 2023/24 se hizo cargo de la Medinense y ahora trabaja de nuevo en los Anexos. De allí salió y allí ha vuelto. Siempre discreto, siempre valorado por los más cercanos a él. Ese valor cuenta doble.

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