

Secciones
Servicios
Destacamos
José Miguel Ortega
Sábado, 25 de enero 2025, 08:23
Real Madrid y Real Valladolid han medido sus fuerzas en numerosas ocasiones tanto en Liga como en Copa con más triunfos merengues, aunque también con alguna gesta pucelana que muchos aficionados recordarán.
Más desapercibido pasó en la memoria de la parroquia blanquivioleta el brillante repaso que el Valladolid le dio al Madrid en un partido amistoso celebrado en Chamartín el 6 de septiembre de 1958 que hoy evocaremos aprovechando el encuentro liguero que disputan ambos equipos en el flamante coliseo madrileño.
Noticia relacionada
J. C. Cristóbal
El Madrid, que ganó la Liga y la Copa de Europa en la campaña precedente había conseguido formar una plantilla impresionante, especialmente su delantera que estaba integrada por Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento para convertirse en el primer equipo galáctico de la historia, aunque entonces no se usara ese calificativo mucho más moderno.
De cara a la temporada 1958-59, el entonces entrenador madridista, Luis Carniglia, programó una serie de encuentros amistosos, el último de los cuales fue el disputado en Chamartín frente al Real Valladolid, justo una semana antes de que comenzara el campeonato de Liga. La verdad es que aquel encuentro fue una sorpresa porque, como se ha dicho, el Real Madrid había ganado Liga y Copa de Europa, mientras que el Valladolid bajó a segunda división después de haber permanecido entre los grandes una década.
Por eso, los espectadores que asistieron al partido lo hicieron convencidos de que iban a disfrutar de un auténtico festín de goles con una delantera plagada de estrellas mundiales muy superior a la zaga blanquivioleta que formaban Benegas, Pontoni, Paco Lesmes y Tini. Todo lo que no fuera una goleada blanca parecía un sueño imposible para los discípulos de José Luis Saso, que visitaba el estadio madrileño por primera vez en calidad de entrenador.
Noticia relacionada
José Anselmo Moreno
Pero a los 19 minutos el húngaro Beke convirtió en gol un espléndido pase de Pereda, el joven extremo que había llegado al conjunto blanquivioleta en calidad de cedido por el Real Madrid, precisamente. Cara de sorpresa en los graderíos pero confianza en la reacción inmediata de los merengues que castigarían la insolencia vallisoletana. Pero no, el gol que llegó a los 26 minutos no fue el primero del Madrid sino el segundo del Valladolid, obra de Mirlo al recoger un balón que se había estrellado en el poste de la meta defendida por el veterano Juanito Alonso.
El 0-2 no sentó nada bien a la afición local que empezó a silbar, esperando que así se produjera la reacción de su equipo, pero antes de llegar al descanso quien volvió a hacer diana fue el Pucela, esta vez obra de Pereda al culminar una brillante jugada personal. Cuando concluyó la primera parte el Madrid cuajado de figuras perdía por 0-3 frente a un Valladolid desinhibido y alegre que estaba bordando el fútbol con Chus Pereda de figura estelar.
Carniglia hizo bastantes cambios buscando una reacción que lógicamente se produjo a pesar de que el equipo de la segunda parte era claramente inferior al de la primera. En cambio Saso solo dio entrada a un jugador de refresco, el recién llegado Ramírez que sustituyó a Mirlo en la posición de interior izquierdo, aunque en realidad fue un centrocampista más.
A pesar del empeño de los blancos en revertir la situación, el Valladolid aguantó con orden y disciplina las arremetidas rivales hasta que por fin, en el minuto 75, Villa batió a Benegas con un disparo desde cerca, celebrado por los aficionados con la esperanza de que en el cuarto de hora que restaba pudiera darse la vuelta al marcador.
Pero el conjunto vallisoletano soportó el cerco madridista, que seguía sin dar el resultado esperado por sus seguidores. El segundo tanto del campeón de Europa fue un autogol de Pontoni en el último minuto cuando ya no había tiempo para que los pupilos de Carniglia culminaran la remontada. Triunfo visitante, pues, por 2-3 aunque el juego de los de Saso fue muy superior especialmente en la primera mitad, cuando el Real Madrid tenía en liza a todas las estrellas que habían arrasado tanto en la Liga como en la Copa de Europa.
Como ya se ha dicho la gran figura de aquel encuentro amistoso fue Pereda que, paradójicamente, había llegado al Valladolid en calidad de cedido por el Real Madrid. Entonces era un jugador muy joven, 19 años, y los técnicos madridistas consideraron que aún estaba verde para hacerse con un puesto en el equipo campeón de Europa y más aún teniendo en cuenta el nivel que había en aquella plantilla de eatrellas. Lo curioso fue que pese al extraordinario rendimiento que ofreció Pereda durante su estancia en Zorrilla, nunca pudo vestir la camisola blanca porque en la campaña 59-60 se le traspasó al Sevilla y dos años después al Barcelona, en cuyas filas fue indiscutible durante ocho temporadas, siendo además 15 veces internacional y autor del centro a la cabeza de Marcelino que proporcionó a España el título de campeón europeo.
Para los amigos de las estadísticas recordemos las alineaciones que presentaron ambos equipos en aquella lejana tarde del 6 de septiembre de 1958.
Jugaron por el Real Madrid J.Alonso; Atienza II (Miche), Marquitos (A. Ruiz), Rafa Lesmes; Ramos, Zárraga (Falín); Kopa (Segurola), Rial (Villa), Di Stéfano (Joseíto), Puskas y Gento (Chus Herrera). Y el Real Valladolid formó con Benegas; Pontoni, Paco Lesmes, Tini; Matito, García; Pereda, Gallet, Beke, Mirlo (Ramírez) y Peiró.
Más que una sorpresa podríamos decir que aquel triunfo blanquivioleta en Chamartín fue un anticipo de lo que ambos equipos hicieron en la temporada 1958-59. El Real Valladolid ascendió a Primera División y el Madrid, aunque conquistó su cuarta Copa de Europa, no pudo ganar la Liga ni la Copa.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
David S. Olabarri y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.