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La alineación del Pucela de la final de Copa, en 1950. De pie, Froger, Babot, Saso, Lesmes II, Lesmes I, Ortega y Lasala. Agachados, Ayala (masajista), Revuelta, Coque, Vaquero, Aldecoa, Juanco y Tomás (utilero). El Norte
Real Valladolid

Real Valladolid: cuando fuimos los más felices del fútbol español

Se cumplen 75 años de la primera final de Copa del Rey del equipo blanquivioleta

Miércoles, 28 de mayo 2025, 09:24

Cuando se recurre a la nostalgia es síntoma de que aceptamos que cualquier tiempo pasado fue mejor; le ocurre a las personas y a las instituciones, mucho más si una de ellas es el Real Valladolid, que el sábado cerró el curso más negro de sus 97 años de historia, sin discusión si nos centramos en sus cuarenta y siete temporadas en Primera, con división de opiniones si abrimos el abanico con el descenso a Tercera del 70.

Hay fechas que están grabadas en bronce en los anales de los clubes de fútbol, las que marcan el bautismo del ascenso a Primera, del estreno entre los grandes, de la inauguración del estadio, del primer título o del debut en competiciones europeas; la sexta columna que sostiene el templo es la de la primera final, y si hablamos en blanquivioleta esta fue el 28 de mayo de 1950, hace justo 75 años.

No fue un día feliz porque el Real Valladolid fue goleado por 4-1 por el Atlético de Bilbao, un tanteo engañoso porque al minuto noventa se llegó con empate a uno tras los goles de Zarra y Coque; la prórroga fue un paseo para los leones con tres dianas más de «la mejor cabeza de Europa después de Churchill». El Real Valladolid, entrenado por Antonio Barrios, alineó a Saso, Babot, Lesmes I, Lesmes II, Ortega, Lasala, Juanco, Coque, Vaquero, Aldecoa y Revuelta, muchos de ellos parte del santoral pucelano; enfrente, esa delantera que recitaban los escolares con más entusiasmo que la de los reyes godos: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gainza.

La final, cómo no, se disputó en Chamartín, inaugurado dos años y medio antes, con la presencia en el palco, cómo no, de Francisco Franco y señora; al fin y al cabo, el torneo llevaba el nombre del Generalísimo. Las gradas se llenaron a reventar, con muchos aficionados vallisoletanos que se desplazaron a la capital en un tren especial y en varios autocares.

Julián Vaquero y Panizo se saludan en el sorteo de campos. El Norte

La Copa después de la Liga

El camino a esa final no fue fácil para el Real Valladolid. Cumplía su segunda temporada en Primera y se salvó sin apuros, noveno en una Liga de catorce (ese verano se amplió a dieciséis), con un margen de ventaja de nueve puntos respecto al Gimnástico de Tarragona, que se fue a Segunda de la mano del Real Oviedo. Entonces, la Copa se jugaba una vez terminada la Liga. Y el final del Real Valladolid fue desastroso, con dos empates y cuatro derrotas en las seis últimas jornadas (el equipo era quinto, a un punto del líder Real Madrid), con un triple 1-4 en contra para cerrar el curso.

Como los malos resultados deportivos no suelen llegar solos, el presidente Juan Represa, el artífice del doble ascenso de Tercera a Primera en dos años, presentó su dimisión por motivos personales; le sucedió en el cargo el vicepresidente González Aquiso, quien tuvo que «zurcir descosidos» (en palabras del cronista de El Norte de Castilla) para levantar el ánimo de la plantilla de cara al cruce contra la Real Sociedad, que acabó la Liga un puesto y dos puntos por encima del Pucela. La primera decisión del nuevo presidente fue fichar a Juanco, que solo había disputado un partido con el Real Madrid, y capear los rumores de traspaso de los hermanos Lesmes, con cantos de sirena desde la Castellana con la música de dos millones de pesetas.

Los de Barrios recuperaron la autoestima contra la Real. Ganaron 0-1 en Atocha, el campo donde años antes fue humillado por 14-2 (el defensa Busquets jugó en los dos), y 2-1 en Zorrilla. Su rival en cuartos fue el Sevilla, que se veía favorito aunque acabó emparejado a puntos con el Real Valladolid; regresó a casa con un 6-0 en el equipaje y el partido de vuelta, que se jugó un jueves, en Nervión se resolvió con el trámite de un 4-2 para los andaluces.

En semifinal esperaba el Real Madrid, que por entonces todavía esperaba la llegada de Di Stéfano para ser lo que fue en la segunda mitad del siglo. El Real Valladolid, que jugó de 'encarnado' (estamos en 1950, el 'rojo' estaba desterrado del diccionario), sin complejos, igualó la desventaja de dos goles y firmó un 2-2 ante un equipo en el que destacaban el ex blanquivioleta Barinaga, Miguel Muñoz o el portero Juan Alonso. La expectación en Valladolid para el partido de vuelta fue tremenda, la plantilla se concentró en las Arcas Reales, en una finca de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, y la Cámara de Comercio emitió un comunicado que decía que, como se jugaba un miércoles, «se permite rogar encarecidamente a todos los comerciantes, industriales, bancos, oficinas y en general todas las empresas, autoricen al personal que trabaja a sus órdenes para que pueda acudir a presenciar el partido». Literal.

Gol de Lasala

El Real Valladolid ganó fácil, 3-1, con goles de Lasala, Juanco y Coque, y solo tuvo cuatro días para afrontar la final contra los del Bocho, que llegaban después de eliminar al Español, al Oviedo (despachado con trece goles) y, en semifinales, al Valencia por un global de 8-7. Los goles se le salían de las botas a la mítica delantera del Atlético de Bilbao, como bien pudo comprobar Saso.

Terminó la Copa, la temporada en España, y en 1950, igual que ahora en 2025, se disparó el mercado de rumores de todos los veranos futboleros: Babot y Lesmes II reforzaron al Atlético de Madrid en el Teresa Herrera y la Copa Latina, el Real Madrid lanzó sus redes a Kubala, entonces de gira en España con el Hungaria, el pequeño de los Lesmes, Rafa, fue llamado por España para disputar el Mundial de Brasil, aunque no llegó a jugar, y el Real Valladolid levantó del banquillo a Antonio Barrios; si con el ascenso a Primera le 'premiaron' con la llegada de Helenio Herrera, con la final de Copa repitieron sustituyéndole por Juan Antonio Ipiña. 'El Viejo' volvería al Zorrilla quince años después.

Desde 1950 a 1989. El Real Valladolid tuvo que esperar casi cuatro décadas para repetir final de Copa; esta segunda vez en el Calderón, también con derrota, 1-0 contra el Real Madrid de la Quinta del Buitre. Si entonces fueron 39 años, ahora ya vamos por el 36. Y sumando.

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