La falta de gol rebate a Pezzolano en el Real Valladolid
Es el primer entrenador de la historia del Real Valladolid en acumular en la misma temporada dos series de tres derrotas con el marcador a cero
J. C. Cristóbal
Miércoles, 17 de enero 2024, 10:49
Parece un sacrilegio enjuiciar la marcha del Real Valladolid la semana que la afición pucelana recuerda el tercer aniversario de la muerte de Vicente Cantatore. Un sacrilegio incluir en el mismo párrafo el nombre del técnico rosarino, quizá el más querido de la historia en los banquillos blanquivioleta, con el de Paulo Pezzolano, al que solo sostiene la directiva que preside Nazário de Lima. Si alguien confió en que el parón navideño rompería la mala racha con la que se cerró 2023, se equivocó; el 2024 arrancó con el 'déjà vu' del 0-1 en contra, el tercero consecutivo.
Y lo peor es que lo único aceptable, aunque parezca un disparate, es la clasificación: el Real Valladolid está a un partido, tres puntos, del segundo puesto, es decir, del ascenso directo; también es verdad que está a un partido, dos puntos, de caer al décimo puesto de la tabla. El ánimo de la grada, tal como se palpó en los Anexos durante el partido del Promesas, es que gana peso la segunda tendencia, la negativa, la más acorde con el juego del equipo y la composición de la plantilla, peor ahora que hace un mes, y es que el balance de llegadas y salidas en el mercado invernal es, tras las vacaciones, idéntico al marcador de los tres últimos partidos: 0-1, tras la marcha de John Víctor; la derrota mínima puede acabar en goleada después de la baja cerrada de Gustavo Henrique, y las más que posibles de Montiel o De la Hoz, que no cuentan para el uruguayo.
Como las opiniones son libres, hay que acudir a la dictadura de los números. Los 25 goles a favor en 22 partidos no son dignos de un aspirante al ascenso, con el agravante de que llegan acompañados de 24 en contra, lo que deja una diferencia misérrima de un solo gol a favor. Para entenderlo mejor, el diferencial del líder Leganés es de +19. Por supuesto, los seis equipos que le anteceden en la tabla son más anotadores, con Éibar y Racing a la cabeza con 36; y por desgracia, también lo son cinco equipos que vienen por detrás, Burgos, Racing, Mirandés, Eldense y Albacete.
10 goles
suma la dupla Sylla-Monchu, la más baja de los equipos que están en puesto de ascenso y promoción
La producción goleadora del Real Valladolid la capitalizan Sylla y Monchu, con seis y cuatro goles cada uno; titulares de ataque como Iván Sánchez y Moro todavía no se han estrenado, y dos canteranos del filial, Cédric y Salazar, han contribuido con tres. Por comparar con los seis equipos de ascenso y promoción, la dupla del Leganés (el tudelano Miguel de la Fuente y Raba) suma quince, con cuatro futbolistas que han firmado cinco o más goles; la del Racing de Ferrol (Losada y Héber), once; la del Sporting (Gaspar y Otero o Campuzano), trece; la del Espanyol (Puado y Braithwaite), diecinueve; la del Éibar (Aketxe y Stoichkov), dieciséis; y la del Levante (Boudini y Pablo Martínez), doce. En este apartado, el Real Valladolid está a la cola.
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La pirámide
Los últimos ascensos de Segunda y Primera se sostuvieron en la presencia de un goleador de referencia. El directo de la temporada 21-22, con Pacheta, fue posible gracias a los 20 goles de Weissman, bien apoyado en los 7 de Sergio León y los 6 de Plata. En la 17-18, con Luis César y Sergio y promoción, se bastó y sobró Jaime Mata con sus 33 goles, Pichichi de la categoría y mejor registro blanquivioleta de siempre. El de la 11-12, con Djukic y promoción, el reparto fue equilibrado y compartido con los 17 de Javi Guerra, 13 de Óscar González, 9 de Nauzet y 7 de Alberto Bueno. Y en la mágica 06-07, con Mendilibar y el equipo campeón, la afición añora los 19 de Víctor y los 17 de Joseba Llorente, la mejor pareja de ataque de este siglo en Zorrilla. El Real Valladolid 2023-24, salvo estirón inesperado, tampoco se acercará a estas cifras.
Cinco derrotas consecutivas sin marcar es el peor registro de siempre. Lo firmó Pacheta el curso pasado
La falta de gol es mortal para un equipo que no gobierna los partidos, en diez de ellos comenzó perdiendo, le tocó remar contra corriente, y menos mal que llega fuerte al final, lo poco salvable del curso, que le ha permitido conquistar ocho puntos más allá del minuto 90, contra Cartagena, Oviedo, Mirandés y Racing; sin ese botín, el Real Valladolid sería decimoquinto, entre Zaragoza y Eldense, que empataron 1-1 el lunes.
Claro que no siempre es así, el equipo de Pezzolano sufre la segunda serie negra del curso, las dos con el marcador a cero; la que sigue abierta tras los 0-1 ante Villarreal B, Racing de Ferrol y Burgos repite la que se cosechó en el arranque liguero ante Zaragoza (1-0), Alcorcón (0-2) y Albacete (2-0). El peor registro lo tiene Pacheta el curso pasado con cinco derrotas seguidas con un 'rosco', entre noviembre y enero, sin aprovechar el parón que supuso la celebración del Mundial en Qatar; en su descargo hay que decir que los rivales eran de otro fuste: Athletic (3-0), Real Madrid (o-2), Mallorca (1-0), Rayo (0-1) y Atlético (3-0). Nazário aguantó a Pacheta nueve jornadas más, hasta el 6-0 del Bernabéu. En la campaña 89-90 el registro llegó a cuatro, repartido entre el yugoslavo Josip Skoblar y, tras su despido, Pepe Moré.
Hasta trece equipos han marcado más goles que el Pucela (25 suma; 34 sumaba el del último ascenso) a estas alturas
Nunca un entrenador del Real Valladolid repitió dos rachas 'en blanco' en una sola temporada; el Real Valladolid 94-95 sí que pasó por ese trance, pero con dos entrenadores distintos, ambos de la casa, primero con Pepe Moré, y después con Fernando Redondo; fue una campaña nefasta con múltiples cambios en el banquillo, empezó con Víctor Espárrago y acabó con Antonio Santos, con los mencionados Moré y Redondo por medio, las decisiones las tomó el presidente Marcos Fernández, que al menos tuvo la virtud de pelear en los despachos la permanencia que no se ganó en el campo: el Real Valladolid fue penúltimo, pero ese verano se formó la Liga de 22, el equipo siguió de milagro en Primera, y la temporada siguiente la acabó a lo grande Vicente Cantatore. Fue, quizá, la última gran etapa del Real Valladolid. Hablamos de la conexión que se generó entre el presidente Marcos Fernández y el entrenador Vicente Cantatore; la de ahora, entre Nazário y Pezzolano, es otra cosa.
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