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Julio Losco, un defensa con buen toque de pelota, que rindió a gran altura en el Real Valladolid.

Un especialista llamado Losco

La Vista Atrás ·

El zaguero del Real Valladolid le marcó dos goles de penalti al Alavés en 1956

José Miguel Ortega

Valladolid

Domingo, 25 de octubre 2020, 09:01

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Gerardo Coque, que habitualmente era el encargado de lanzar los penaltis favorables al Real Valladolid, ya había sido traspasado al Atlético de Madrid, así que el nuevo entrenador blanquivioleta, Luis Miró, tuvo que elegir de entre los componentes de la plantilla de la temporada 1955-56 a un jugador que ofreciese ciertas garantías de éxito en estos lances.

Generalmente, a equipos como el Valladolid los árbitros no les pitaban muchos penaltis a favor, sino más bien todo lo contrario, pero en el partido disputado en el viejo Zorrilla frente al Deportivo Alavés, el 11 de marzo de 1956, el colegiado vizcaíno Juan Gardeazabal, no solo señaló a favor de los vallisoletanos un máximo castigo, sino dos.

Y Losco, que había sido designado por Miró para los lanzamientos desde los once metros, hizo una pasmosa demostración de tranquilidad y eficacia al transformar ambos, que resultaron determinantes en la contundente victoria vallisoletana por 4-0.

El primero fue la consecuencia de una clara zancadilla de Erezuma a Domingo dentro del área, que el central vitoriano ni siquiera protestó. Losco colocó la pelota, tomó distancia y golpeó con su pie izquierdo, raso y ajustado al poste derecho, engañando al portero Carlos, que había elegido lanzarse al lado contrario.

Fue el primer tanto local, que hacía justicia al mayor dominio en el juego y en las oportunidades, una de las cuales fue aprovechada por Domingo para establecer un tranquilizador 2-0, antes de llegar al descanso. Domingo fue, por cierto, el máximo artillero del Valladolid aquella temporada, con 17 tantos, que le colocaron cuarto en la tabla de realizadores de la Liga, encabezada por Di Stéfano.

Pero volvamos al encuentro frente al Alavés, porque en la segunda parte se acentuó la presión vallisoletana con un cerco permanente al área rival, que proporcionó dos nuevos goles. Uno, el tercero de la cuenta, como consecuencia de un nuevo penalti señalado por Gardeazabal, que entonces estaba considerado como el mejor de los árbitros españoles.

Hay entrenadores que en una circunstancia así, optan porque el nuevo penalti lo lance otro jugador para no dar pistas al portero contrario, pero aquella tarde volvió a ser Losco el elegido por el míster para ejecutar la nueva falta máxima señalada por el colegiado vizcaíno. Pensó el meta alavesista que Losco lo tiraría por el lado contrario que el primero, pero se equivocó. Repitió el golpeo potente y preciso con la izquierda y clavó la pelota en las mallas, por el poste derecho de la portería del sorprendido Carlos.

Un tanto que ya dejaba sentenciado el partido, aunque aún hubo tiempo para que Esquisabel II culminara la mejor jugada blanquivioleta de la tarde para cerrar el triunfo definitivo del Real Valladolid por 4-0, que dejaba al Alavés bastante tocado. De hecho, los de «Mendizorroza» se salvaron por los pelos del descenso directo, pero bajaron a segunda en la promoción.

Tampoco era muy normal que los lanzadores de penaltis fuesen defensas. En el Real Madrid, Di Stéfano tuvo la exclusiva de los lanzamientos desde el primer día de su llegada a España, y en el Barcelona, Kubala también asumió ese rol, porque se daba por hecho que los delanteros poseían mejor técnica para golpear la pelota que un defensa como Losco, por ejemplo.

Pero Luis Miró, un entrenador con ideas innovadoras en muchos aspectos, se inclinó por elegir al lateral izquierdo para ese tipo de jugadas porque supo valorar la precisión de aquella zurda que habitualmente servía para despejar balones desde su área, pero que también le fue muy útil al Pucela para centrar desde la banda y…para lanzar los penaltis con una indiscutible eficacia. Aquella misma temporada ya había tirado otro contra el Deportivo de la Coruña, que ayudó a la victoria clara de los vallisoletanos por 4-1.

Julio Losco, que en realidad se llamaba Alfonso, llegó al Valladolid procedente del Hércules siendo algo veterano, con 27 años cumplidos, pero rindió a altísimo nivel durante al menos cuatro de las cinco temporadas que estuvo en Zorrilla, pues fue el jugador con más partidos disputados tanto de Liga como de Copa. En la última, una lesión le apartó durante un par de meses de la actividad y precipitó su marcha al Levante, dejando constancia en los 153 partidos oficiales que jugó, de su entrega a los colores, de su profesionalidad como defensa y de su eficacia como especialista en el lanzamiento de los penaltis.

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