Palencia
María Luz Iglesias cumple 100 años: «Doy gracias por llegar hasta aquí»Natural de Baltanás, es muy creyente, le gusta jugar a las cartas y lee cada día el periódico sin necesidad de usar gafas
Hay personas que dejan huella por su carácter y nobleza. Es el caso de María Luz Iglesias Cabezudo, que el pasado domingo se convirtió en una de las vecinas centenarias de Baltanás. Desde hace más de tres años vive en la residencia San Bernabé y San Antolín de Palencia, circunstancia que no fue un impedimento para que disfrutara de una fiesta sorpresa preparada por el propio centro y a la que asistieron familiares, amigos y vecinos que quisieron rendirla un cariñoso homenaje por su dilatada vida. «Ha sido un cumpleaños memorable; estoy muy agradecida con todas las felicitaciones y muestras de cariño que he recibido», dijo visiblemente emocionada la centenaria, que agradeció llevar «varios días de celebraciones». «Doy muchas gracias a Dios por llegar hasta aquí», aseveró. Durante el festejo recibió un ramo de flores y una gran tarta para soplar las velas por sus 100 años, que pudo degustar junto a todos sus compañeros del centro de mayores. El día anterior disfrutó de una comida especial junto a sus familiares.

La vida de María Luz, la abuela del Cerrato, es una caja de sorpresas. Apasionada de la lectura, cada día lee el periódico sin gafas. Además, hace manualidades, juega a las cartas -es muy aficionada- y participa en la misa que se celebra en el centro, ya que es una mujer de fe profunda, al igual que lo fueron todos sus hermanos. De hecho, su hermano Luis también cumplió 100 años, lo que fue todo un acontecimiento para Baltanás. Esta centenaria recibe constantemente visitas tanto de sus familiares como de sus vecinos. También se siente «muy afortunada» por las muestras de cariño que recibe tanto de los trabajadores de la residencia como del resto de usuarios, con los que cada día juega su partida a las cartas, da un paseo y charla en buena sintonía.
Hija de Rutilio y Venancia, María Luz Iglesias Cabezudo nació en Baltanás en 1925. Soltera, es la quinta de seis hermanos: Luis, Antonia, Jesús, Pedro y Tina. Todos sus hermanos fallecieron a edad avanzada.
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Esta mujer residió en una vivienda antigua de la valle La Paloma de Baltanás con sus padres y sus hermanos Luis y Antonia, y reconoce que tuvo muy buenos vecinos. Ayudaba a sus hermanos con la venta de piensos y con 40 años tomó la valiente decisión de emigrar a Vitoria, donde trabajó como auxiliar de enfermería. Una decisión difícil en aquella época y con esa edad, pero ella intentó forjarse un futuro mejor saliendo de la tierra que la vio nacer y a la que acudía siempre que podía. Adquirió un piso en Burgos, puerta con puerta donde residía también una de sus hermanas y en el que pasaban los meses más fríos junto a Luis y Antonia, a los que cuidó con esmero hasta su fallecimiento.
Sencilla y noble
María Luz ha vivido importantes cambios y ha visto cómo ha evolucionado su localidad natal. Atrás quedaron las duras faenas en el campo, el agua racionada que había que recoger en las fuentes, las cartillas de racionamiento, las calles de tierra en las que había que echar paja para mitigar el barro o el triste episodio de la Guerra Civil Española.
A lo largo de sus 100 años, ha experimentado alegrías y tristezas que le han convertido en una mujer sencilla, austera, noble y profundamente creyente. Sigue formando parte de distintas cofradías en Baltanás y aún tiene presente cómo se vivía la fe en el colegio de las Hijas de la Caridad.
La celebración del cumpleaños ha sido un momento muy especial para ella, ya que lo esperó con impaciencia durante las últimas semanas. Un día de fiesta en el que María Luz recibió incontables muestras de cariño como agradecimiento a su vida generosa y entregada.
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