José Javier Ruiz Monge: «Antes de construirse los pantanos, el río Carrión se secaba en verano»
Amante de la Montaña Palentina y gran conocedor de la provincia, ha querido poner en valor las obras de ingeniería hidráulica
Henar macho
Palencia
Lunes, 5 de diciembre 2022, 00:43
José Javier Ruiz Monge estrena una obra recopilatoria sobre los pantanos palentinos para consumir 'al gusto', con vocación didáctica y significante presencia gráfica, con casi ... un millar de imágenes, y que pretende, además, homenajear a aquellos que habitaban las zonas afectadas a principios del siglo XX Montañero y ciclista de montaña, José Javier Ruiz Monge, pasa todo el tiempo que puede en la sierra, pero estos cuatro últimos años con un pretexto mayor que el de pasear sin rumbo o subir picos: el de escribir un libro. Una obra que lleva por título 'Historia de los pantanos de Palencia. En memoria de las praderas sumergidas' y que acaba de ver la luz. Le ha permitido acercarse a su querida Montaña Palentina, conocerla al máximo y aprender de su relato intrínseco y, sobre todo, extrínseco.
En un afán de elaborar una obra recopilatoria original, el autor ha reducido al mínimo la parte técnica, por lo que presume de haber hecho un libro para todos contando cómo fueron aquellas obras que trajeron a la montaña palentina el oficio de cantero desde Asturias o Galicia; abordando la época en la que en Fuentes Carrionas el modo de vida de sus gentes se basaba en una agricultura de subsistencia de centeno y praderas; perfilando a la sociedad de entonces, caracterizada por la miseria y el analfabetismo, y en el que la forma de acabar con esa pobreza eran los regadíos… Y, por ende, un homenaje a aquellos que se vieron obligados a emigrar sin billete de vuelta a principios del siglo XX.
–Ha escrito otros tres libros anteriormente, ¿a partir de qué idea surge este, por interés personal, profesional o con vocación de ofrecer al lector una obra original?
–Antes de este libro escribí otro que era una historia de la desecación de la Laguna de la Nava, 'El mar que hubo en Tierra de Campos'. Yo soy de Mazariegos, una de las cinco villas a las que pertenecía aquella laguna de 2.500 hectáreas que cubrían una parte de tierra de campos. Hace cuatro años presenté ese libro y me fue muy bien, vendí mil ejemplares y a la gente le gustó mucho y cuando terminé pues tenía un vacío, de estar con una idea que te ha estado acompañando un año entero. Es como cuando corro ultra maratones, carreras de 100 kilómetros, y cuando termina la carrera, que has estado seis meses preparándola, de repente has corrido la carrera, has tenido un subidón, la has terminado, hemos quedado más o menos bien el equipo, y al día siguiente tenía un vacío. Surgió esta idea a través de un amigo, Javier de la Cruz, que es escritor también, que me lo propuso y me dijo que tenía todos los ingredientes: eres ingeniero, te gusta el agua… y no perdí el tiempo ni un minuto.
–¿Cómo se ha documentado y de dónde extrae los recursos?
–El libro, como anécdota, pesa 1,7 kilos porque tiene que pesar eso, el formato es un formato grande porque dentro hay que lucir un montón de imágenes, es un libro muy gráfico, que está lleno de imágenes y en él combino las fotos que he encontrado en los diversos archivos, fotografías mías por su valor artístico y sobre todo por su valor didáctico dentro del libro. Hago muchas comparaciones de fotos hechas durante los cuatro años que he escrito el libro con la foto antigua. Luego tengo muchísimas fotografías de planos de la ejecución de la obra para hacerlo más inteligible y lo apoyo con muchos gráficos que he elaborado yo que están hechos para hacer más comprensible la parte más técnica, que la he intentado llevar al mínimo posible lo justo para comprender la historia.
–¿Esto otorga versatilidad a la lectura y libertad al lector?
–El libro se puede leer de muchas maneras, se puede empezar por la página 1 y terminarle por la 356, como todos los libros. Hay un hilo temporal que es el que el que nos va a guiar, el hilo argumental sería el tiempo, voy de lo más antiguo, cuando se planificaron los pantanos a la puesta en servicio, no digo inauguración porque no hubo voluntad de inauguración, del pantano de Aguilar. Otra forma es leerse el capítulo uno y dos que nos van a centrar sobre lo que estamos hablando, el uno es conocer los recursos hidráulicos de Palencia, cómo están organizados los pantanos, los ríos, los canales, los regadíos…, contado de forma muy sencilla, y el dos es la una breve historia de los pantanos de Palencia. Y a partir de ahí se puede picotear por la obra, yo soy muy de picotear este tipo de obras tan gráficas sin miedo a perderte. Y para el que no le guste leer, que tiene que haber de todo, otra forma es mirar los Santos como decíamos antiguamente: mirar las fotografías, leer los pies de fotos y cuando termines de hacerlo vas a tener un concepto completísimo.
–¿Cuántas fotografías tiene la obra?
–Tiene casi 1.000 fotos, con gráficos, y para el que quiera leer más, el libro está apoyado por unos códigos QR que los escaneas y te lleva a la portada del periódico al que he hecho mención durante el libro.
–¿La recopilación abarca todos los embalses que existen en la actualidad y los que no se llegaron a construir?
–Incluye los cinco embalses de Confederación, los que llamamos de la Ruta de los Pantanos, de los que en Palencia estamos tan orgullosos, porque es para estarlo, porque estas obras hacen que podamos vivir como vivimos. Si no, este verano no habríamos podido beber. También hablo de cinco embalses fallidos, que se planificaron y no se construyeron finalmente.
–Por la importancia de estas obras y sus consecuencias en la gente de esas zonas les dedica el monográfico...
–Antiguamente, en verano, antes de construirse los pantanos el río Carrión se cruzaba a pie. En Palencia se secaba el río Carrión salvo veranos muy lluviosos, entonces nos estamos beneficiando a todos del sacrificio de alguien, quienes perdieron sus fincas, que se tuvo que ir de allí, aunque no inundaran su pueblo porque había perdido su medio de vida. Mi prólogo se titula 'Réquiem por las praderas sumergidas', es un homenaje a la gente que se tuvo que sacrificar, no quedaba otro remedio, no voy a entrar en la controversia de si los pantanos son necesarios o no, obviamente son necesarios. Estas polémicas absurdas que se están montando ahora de demoler presas no tienen ningún sentido, son necesarios para regar, para beber, para regular las avenidas y para producir una energía limpia, la energía hidroeléctrica y, por supuesto, algo muy palentino, los pantanos como generadores de paisaje.
–¿Ha encontrado testimonios de personas que participaron en las obras, vivieron la emigración o que han vivido la historia?
–No porque las personas que construyeron los pantanos más antiguos ya han fallecido, y para los pantanos Aguilar y Compuerto, son gente muy mayor ya, suponiendo que se pueda encontrar a alguien porque venía mucha gente de fuera. Pero he tenido un testimonio muy valioso, el de Nacho Díaz-Caneja, un ingeniero jubilado de Confederación, quien me escribe el prólogo.
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