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Armas filipinas que se conservan en el Ayuntamiento.
Un tesoro filipino en el Ayuntamiento de Palencia

Un tesoro filipino en el Ayuntamiento de Palencia

La Casa Consistorial de la capital palentina conserva una colección de armas históricas del archipiélago asiático donadas por un general tras la independencia de las últimas colonias españolas

José maría díaz

Martes, 3 de enero 2017, 06:48

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Figura en el catálogo de bienes muebles de alto valor histórico del Ayuntamiento de Palencia bajo el epígrafe de panoplia de armas filipinas donadas por el general Buil y se indica que se conservan en la Casa Consistorial. Nigún dato más aparece por ningún lado, a excepción de la leyenda que puede encontrarse en la propia pieza, que confirma que se trata de una entrega realizada al Consistorio por el general de brigada Diego Buil y Martín de Velasco en el año 1899, unos pocos meses después de la pérdida de las colonias en Cuba y Filipinas y en el mismo periodo de tiempo que recrea el largometraje Los últimos de Filipinas que durante estos días puede verse en los cines.

Esta panoplia (una tabla con forma de escudo en la que se ordenan armas blancas) puede contemplarse en la sala de concejales del Ayuntamiento de Palencia, y se trata de una de las piezas histórimas más llavamativas de las que pueden encontrarse en la Casa Consistorial.

Está formada por cuatro espadas largas, denominadas kimpalan en el idioma tagalo, originario de las Filipinas, dos kris o espadas cortas con la hoja serpenteante, muy utilizada para rituales en la zona de Indonesia, y un barong o puñal de hoja ancha. Junto a ellas, puede encontrarse un casco de color dorado, de estilo moro, denominación que recibían los musulmanes del suroeste de Filipinas que viven en las islas del archipiélago de Sulu, en el sur de Palawan y en Mindanao.

Poco se sabe del origen de las armas, aunque, por su estilo bien pueden proceder de piratas moros que durante siglos infestaron las aguas del mar de Joló y que se enfrentaron continuamente a las fuerzas coloniales españolas, hasta que fueron casi barridos a finales del siglo XIX.

Lo que sí queda claro es que fueron donadas por el general Buil, un militar que estuvo destinado en Palencia al frente del Regimiento Farnesio, con sede hoy en Valladolid. Diego Buil y Martín de Velasco nació el 15 de agosto de 1843 y se forjó una sólida carrera profesional en el arma de caballería a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, combatiendo fundamentalmente en las guerras carlistas del bando de los isabelinos. Fue destinado a la isla de Cuba en septiembre de 1875, en donde permaneció hasta 1884, año en el que regresa a la Península con el grado de coronel, después de haber combatido a los separtistas cubanos en diferentes momentos.

En mayo de 1885, se le concede el mando de los Lanceros de Farnesio, regimiento que en aquellos momentos estaba acuartelado en Palencia, ciudad a la que ya siempre se sentiría muy unido. Este regimiento abandonaría la guarnición de Palencia para trasladarse definitivamente a Valladolid en 1896. Ese año, Diego Buil, fue nombrado general de Brigada y seguía al frente de los lanceros.

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