Por los orígenes del español
La exposición ilustra el apasionante proceso de transformación de una pequeña aldea del alfoz de Cabezón de Pisuerga en «la más noble villa de su tiempo»
Pese a las tensiones latentes del coronavirus, la verdad es que llevo un veraneo apasionante con el español de los orígenes por divisa.
La semana ... pasada la eché en Astorga a cuenta de 'La escritura visigótica en el siglo X', curso pluscuamperfectamente dirigido por Encarnación Martín y Gregoria Cavero que ha necesitado numerus clausus, porque las peticiones para inscribirse llegaban desde los lugares más insospechados. En sentido figurado, había tortas por clases prácticas como las de Fernández Flórez o Marta Herrero.
Y ésta se me ha ido en la ciudad de Delibes a cuenta de la maravilla de una nueva exposición sobre los orígenes de nuestra lengua que pone de relieve las aportaciones vallisoletanas a través de una documentación que además ilustra el apasionante proceso de transformación de una pequeña aldea del alfoz de Cabezón de Pisuerga en «la más noble villa de su tiempo», perfectamente explicado por el sabio Ruiz Asencio.
Puede que algunos se extrañen, como si el español no fuera patrimonio de todos también por los orígenes, pero bastaría con recordar que vallisoletano es el Tratado de Cabreros, el primer documento en romance de la cancillería regia (1206), acuerdo de paz establecido por los reyes de Castilla y León para regularizar la situación de doña Berenguela, la mujer más importante de España al documentadísimo juicio de Rafael Ramos Cervero, autor de una tesis doctoral inapelable.
Por cierto, qué bien se trabaja con el Ayuntamiento de Valladolid y qué diferencias, sin ir muy lejos.
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