Bucle
«El calendario vital de las ciudades se articula en torno a sus grandes citas»
El decorado de abajo, listones de madera clara, tipografía flacucha de palo seco, mostradores para recoger las acreditaciones, comprar «semincicosas» o atender invitados, es nuevo. ... Cada octubre lo es, en un juego de imitación hiperrealista que la organización establece con el cartel ganador de cada año, que de este modo traspasa el marco en dos dimensiones y cobra efímeramente vida tridimensional.
En la fachada, dentro de una de las ventanas del Teatro Calderón, alguien ha apoyado unos carteles de semincis anteriores. De ediciones sin mascarilla. De antes del nudo y de ese desenlace en el que aún estamos. Y en la última planta, arriba del todo, los labios rojos del festival decoran los cristales tras los que se ubican las oficinas de la Seminci que fue, que es y que será, porque estos eventos son un ente vivo.Nunca paran del todo, solo se ralentizan para coger impulso hacia su siguiente eslabón.
«Vuelve el bucle», dice un compañero de la televisión. Y es verdad. Seminci, Navidad, Pingüinos, Semana Santa, Feria del Libro, TAC, Fiestas de la Virgen de San Lorenzo, Concurso de Pinchos, Seminci.
Bendito bucle.
El calendario vital de la ciudad, de todas las ciudades, se articula en torno a sus grandes citas, esas que durante casi dos años se han paralizado o reducido al mínimo. No todas, en todos los sitios, van a sobrevivir. La post pandemia de la hiperinflación obligará a quitar fondos allá donde a priori son más prescindibles. Sin reparar en que cada recorte, cada dentellada al bucle de una ciudad, es un pinzamiento en el nervio que la sostiene y la empuja, que le brinda esa identidad que la conecta con sus vecinos. Que la convierte en un lugar para celebrar y vivir. Por eso nos dolía tanto su ausencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.