Turégano, donde se fusionan una iglesia y una fortaleza
El castillo del municipio se construyó sobre un antiguo templo, una singularidad única que es seña de identidad de la villa segoviana
Mónica Rico
Viernes, 27 de junio 2025
La historia de la localidad segoviana de Turégano no puede entenderse si no es ligada a su castillo, una fortaleza singular, ya que se construyó sobre una iglesia, y que se ha convertido en la seña de identidad del municipio, además de un importante recurso turístico, que atrae cada año a miles de personas hasta la población.
La primigenia iglesia de San Miguel se fue convirtiendo en castillo a lo largo de distintas etapas constructivas, si bien su origen se remonta al siglo XII, momento en el que se cree que se decidió construir una muralla rodeando el cerro en el que ya se había empezado a levantar la iglesia románica, cuyas obras finalizaron en el siglo XIII, cuando se añadieron las naves, comenzando la transición al gótico.
Del 'encastillamiento' de la iglesia se tienen noticias ya en el año 1440, en unas actas sinodales, aunque los estudios arqueológicos que se vienen realizando durante los últimos años apuntan a la existencia de una cerca exterior únicamente, lo que poco después se fue ampliando. Al parecer fue el obispo Juan Arias Dávila, el que decidió construir un castillo en el lugar, con el fin de defender las posesiones del obispado.
Fue en esa época cuando también se construyó la muralla interior que rodea el castillo, un elemento en el que destaca la puerta principal, protegida por dos fuertes torres circulares. A ellas se suman también tres torres más, que se situaron sobre la cabecera de la iglesia, por lo que entre ellas quedaron tanto los ábsides como la antigua torre románica. En su interior se encuentran distintos niveles de estancias abovedadas entre estrechos pasillos y escaleras, una distribución eficaz en lo que a defensa se refiere.


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El castillo no dejó de crecer y en una nueva etapa se levantaron los muros y las torres que rodean las naves de la iglesia, así como nuevas estancias sobre las naves laterales, además de adornar con bolas de piedra las torres y los matacanes. También se cegó la portada occidental de la iglesia y se construyó un balcón entre dos torres. Según los estudios, el espacio que quedó entre la muralla interna y el castillo, se situaban caballerizas, paneras, horno y distintos aposentos, lo que posteriormente sería cementerio parroquial, hasta finales del siglo XIX.
El castillo de Turégano apenas tuvo uso defensivo, ni fue residencia permanente de los capellanes de la iglesia, tal y como se pretendió en algún momento, aunque sí se utilizó como cárcel. Aunque el castillo estuvo durante siglos en desuso, la parroquia siguió en funcionamiento, por lo que continuaron las obras y en el año 1703 se construyó la espadaña barroca que preside el conjunto.
15.000 visitas anuales
En la actualidad es el principal recurso turístico del municipio y recibe más de 15.000 visitas anuales. Para su conservación, desde hace años, se realizan diferentes obras e inversiones, con el fin de preservar este legado. Además de las inversiones que se realizan desde el Ayuntamiento, también se cuenta con la implicación de otras administraciones y hace unos años fue beneficiario de las ayudas del 1,5% cultural. Entonces se consiguió aumentar el espacio visitable a todo el recinto, que hasta ese momento era parcial. Se repararon terrazas, naves de la iglesia y el paseo alrededor de la muralla del castillo, además de crear un centro de recepción de visitantes y ejecutar obras de mejora de la accesibilidad a la fortaleza.
El conjunto de castillo e iglesia se puede disfrutar desde el interior y el exterior. Una de las vistas más conocidas es la que se puede observar desde la plaza de España de Turégano, también conocida como la de los 100 postes, centro de la vida diaria de los vecinos de la localidad, y que a su vez fue el nexo entre los tradicionales barrios que formaban la villa. Aún hoy conserva su trazado de época medieval y cuenta con más de 4.000 metros cuadrados desde los cuales si se mira hacia lo alto se puede disfrutar de las vistas de la iglesia encastillada, conjunto declarado Bien de Interés Cultural en el año 1930.
No es el único tesoro que se puede encontrar en Turégano, que cuenta con otras riquezas patrimoniales como el Palacio Episcopal, en uno de los espacios de la plaza de España; la casa palacio de Miñano, principal ejemplo de la arquitectura civil del municipio; el antiguo barrio judío; el pilón de la plaza de Santiago; la ermita de los Remedios; o las plazas Nuevas.
Mención aparte merecen dos monumentos más declarados Bien de Interés Cultural, como son la iglesia de Santiago, declarada BIC en el año 1983, la única parroquia que se conserva de las cuatro con las que llegó a contar la villa. Un edificio singular construido inicialmente en época románica, con una sola nave, de la que se conserva el presbiterio. Cuenta con un ábside de los más auténticos del románico castellano. En su interior destacan un retablo barroco del siglo XVIII, o un conjunto escultórico de principios del siglo XIII, que se encontró tras el retablo. Del mismo destacan su rica decoración y dos relieves que representan al apóstol Santiago, y un Cristo en Majestad.
También es BIC la iglesia de San Cristóbal de La Cuesta, una pedanía de Turégano. Se trata de un templo que está situado en lo alto de un otero. Su origen es románico, época de la que conserva el ábside, las dos portadas y la torre. Destaca la cabecera, que conserva un arco triunfal y la belleza de sus capiteles.
Una visita deliciosa
Acercarse hasta Turégano y empaparse de su historia y patrimonio se puede convertir también en una visita deliciosa de la mano de la gastronomía local, protagonizada por dos platos típicos: el lechazo asado en horno de leña y el bacalao al ajoarriero. Son varios los asadores del municipio que ofrecen los sabores de la cocina tradicional castellana, pero también se pueden degustar las últimas tendencias gastronómicas. En sus variadas cartas, con platos para todos los gustos, no falta el bacalao al ajoarriero, plato típico en la localidad, que tradicionalmente se venía degustando ya desde hace décadas durante la celebración de la Feria de San Andrés, una cita que se sigue manteniendo de forma anual, con origen en el Medievo y que llegó a ser la segunda feria de ganado más importante de España.
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Más de 15.000 personas pasan cada año por el castillo de Turégano, que no es una fortaleza al uso, sino una iglesia encastillada. A partir de una iglesia, el monumento se fue fortificando hasta llegar a lo que tenemos hoy en día, el emblema de nuestro municipio y su seña de identidad. La plaza porticada de la localidad y el castillo al fondo, a lo alto, es la imagen que representa a la localidad, un pequeño pueblo de la provincia de Segovia que cuenta también con algunos atractivos más para el turismo.
Catalogados como Bien de Interés Cultural tenemos dos monumentos más, como son la iglesia de Santiago, un templo gótico que anteriormente había sido una pequeña ermita románica, con restos de ambas etapas que se conservan y que merecen una visita, al igual que la iglesia de San Cristóbal de La Cuesta, también de origen románico. Regresando al castillo, desde Turégano estamos poniendo todos nuestros esfuerzos en la rehabilitación y recuperación de esa fortaleza que tanto significa para los vecinos de este municipio. Desde el Ayuntamiento llevamos años realizando obras para poner en valor el monumento, y en estos momentos estamos concluyendo una de las fases de esa restauración. No paramos de cuidarlo y de mantenerlo, y aunque somos conocedores de las dificultades de llegar a una rehabilitación completa, ese es nuestro objetivo a largo plazo, eso sí, sin descuidar el resto de servicios que desde el Consistorio ofrecemos a nuestros vecinos, sin olvidarnos de sus necesidades diarias y del cuidado de sus calles y rincones.
Es cierto que buena parte de nuestros esfuerzos se han centrado en el castillo, que no deja de sorprendernos, pues en cada una de las obras se van descubriendo nuevos elementos. Cuando comienzas a ejecutar las mejoras no sabes lo que te vas a encontrar, y en los últimas actuaciones que hemos realizado en la fortaleza también se han encontrado diferentes hallazgos, como una pila de inmersión o pinturas en las bases de las columnas.
Son muchas las sorpresas que nos depara este castillo tanto a los vecinos de Turégano como a los visitantes, para quienes hemos instaurado unas visitas guiadas con el fin de que puedan conocer más a fondo toda la historia que alberga tras sus paredes.
Para quienes no conozcan nuestro pueblo, les invitamos a acercarse y aprovechar para degustar platos típicos como lechazo o el bacalao al ajoarriero.
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