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Mónica Rico
Miércoles, 30 de abril 2025, 22:05
En la comarca de las Tierras de Segovia se ubica Martín Miguel, un pequeño municipio cargado de historia, tradiciones y naturaleza. Paisajes como campos de cereales, que reverdecen durante la primavera y se van tostando ya con los primeros y fuertes rayos de sol, hasta llegar al dorado del pleno verano, hasta vegetación de ribera a tan solo unos kilómetros, debido a su cercanía a los ríos Moros y Eresma. La localidad toma el nombre de su repoblador, Martín Miguel, y ya en el año 1290 se puede encontrar el municipio con ese nombre.
Son muchos los que se acercan a Martín Miguel a lo largo del año, y la mayoría de ellos lo hacen buscando esa tranquilidad que ofrecen los pequeños pueblos, rodeados de naturaleza, de caminos por los que perderse y llenos de los paisajes y la tranquilidad que no se pueden disfrutar en las ciudades, con sonidos que difieren muchos de los que quienes visitan este pequeño pueblo están acostumbrados a escuchar.
Si el visitante se cansa de paisajes, puede disfrutar de un relajante paseo por las calles de Martín Miguel, y disfrutar de su rico patrimonio artístico, que cuenta una historia tras él. Es el caso de edificios singulares como la Casa del Pósito, una antigua casona que en su día albergaba los granos de cereal excedentes de las cosechas de la localidad, y que desde hace unos años es punto de encuentro de los vecinos, puesto que, tras una renovación, en la actualidad alberga un salón social.
También para quienes buscan el turismo patrimonial, pero ligado a lo religioso, no pueden dejar a un lado la ermita del Santo Cristo del Humilladero, que se pretende restaurar en los próximos meses. Desde el Ayuntamiento ya se está en conversaciones con el obispado y la idea es que en breve ambas instituciones puedan colaborar con el arreglo de este pequeño templo, que forma parte de la historia de Martín Miguel, ya que en el pasado, especialmente en Semana Santa, era un lugar de visita habitual de los vecinos.
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Tampoco hay que olvidarse de la iglesia parroquial de la localidad, su monumento más destacado, un edificio gótico de tres naves, con torre y ábside de tres paños en la cabecera, que, según las crónicas, tuvo tres puertas de ingreso, aunque en la actualidad únicamente se conservan dos, una a cada lado de las naves. En el interior destacan piezas como un rico artesonado mudéjar en la nave central, su retablo mayor o su órgano.
Es un pequeño municipio que se puede visitar en apenas una mañana, pero a la que los visitantes acuden buscando tranquilidad, el poder desconectar de la vorágine habitual. En palabras de su alcalde, César Palomo, en Martín Miguel se encuentra el poder pasear por sus caminos y la tranquilidad de la naturaleza y el campo. «Si la gente viene buscando naturaleza, la buscan y en la encuentra, porque en la localidad hay cosas muy chulas para descansar, pasear y desconectar», ya que es un pueblo tranquilo, con su encanto, su verano, sus fiestas y proyectos.
En este sentido, más allá del arreglo de la ermita, en Martín Miguel están estudiando ahora la posibilidad de construir una piscina municipal, para poder fijar un poco más la población, al menos la estival, esa que antes venía a pasar todo el verano, o a los más pequeños, que se quedaban con los abuelos y el pueblo se llenaba de vida durante tres meses, lo que ahora se ha reducido a prácticamente un mes.
La Asociación Cultural San Bartolomé y la Peña Martín Miguel 75, se encargan de la organización de distintas actividades. Estos últimos, que este año cumplen medio siglo de vida, lo hacen formando una comisión de fiestas, mientras que la agrupación cultural pone en marcha iniciativas a lo largo de todo el año. Excursiones, la matanza popular, cine de verano o toda una semana cultural, son algunas de las actividades que organizan a lo largo de todo el año, cuando también colaboran en la organización de las fiestas de San Isidro Labrador o la Nochevieja.
Las fiestas marcan mucho, y los hijos del pueblo se reservan el mes de agosto para permanecer en Martín Miguel, cuando el pueblo se llena, «está a tope, pero solo es un mes, antes eran los tres, todo el verano», y en fechas señaladas, como la Semana Santa o la Navidad, fechas que tampoco atraen ahora tanto, a pesar de los esfuerzos municipales, que realiza programaciones deportivas, culturales y de ocio para el disfrute de sus vecinos y todos los visitantes. Palomo es consciente de que «los pueblos han bajado», pero durante el mes de agosto, «está a tope, muy vivo».
Es tanta la actividad que se quiere desarrollar durante ese tiempo, siendo conscientes también de que los vecinos quieren disfrutar de las fiestas de los pueblos del entorno, y viceversa, que la programación ya comienza poco después de mediados del mes de julio, en torno a la festividad de Santiago. «Queremos que los vecinos puedan disfrutarlo y compaginar también con lo de otros pueblos, y hacemos por girar en consonancia con ellos, porque al final nosotros somos un pueblo pequeñito y también necesitamos de los del entorno». El trabajo de dinamización se ha ido realizando poco a poco, y más tras la pandemia, cuando algunas actividades se eliminaron y estos años se ha trabajado en su recuperación.
Estimados lectores, es un honor dirigirme a ustedes para compartir la riqueza y el encanto de nuestro querido Martín Miguel, un municipio en el corazón de Segovia que, aunque pequeño y en constante crecimiento, está repleto de vida, historia y tradiciones.
La agricultura y la ganadería son pilares fundamentales de nuestra comunidad. En Martín Miguel, cultivamos una variedad de productos que no solo nutren a nuestra población, sino que también alimentan mercados más allá de nuestras fronteras. Las empresas agrícolas locales se han adaptado a las nuevas tecnologías, garantizando productos de calidad y sostenibilidad. La dedicación de nuestros agricultores y ganaderos es un reflejo de nuestra identidad y de nuestra conexión con la tierra.
Quiero destacar también el esfuerzo de nuestros emprendedores, como la casa rural La Tarja, dirigida con esmero por la familia Marazuela. Este acogedor establecimiento no solo ofrece un refugio a los visitantes, sino que también promueve el turismo rural, esencial para nuestra economía local. Los Marazuela han sabido combinar hospitalidad con la esencia de nuestras tradiciones, convirtiendo su casa en un punto de encuentro para quienes desean conocer nuestra cultura y nuestra gente.
Además, no podemos olvidar las curiosidades que hacen de Martín Miguel un lugar único. Desde nuestras fiestas patronales en honor a San Bartolomé y a San Isidro, que reúnen a la comunidad en celebración, hasta nuestros paisajes naturales que invitan a la exploración. Cada rincón de nuestro municipio cuenta una historia, y cada historia merece ser compartida.
Entre los sitios de interés, destaca nuestra iglesia parroquial, un hermoso ejemplo de la arquitectura local, y los senderos que nos rodean, perfectos para el senderismo y la observación de la naturaleza. Destacan también, el caño, el pósito, la ermita del Santo Cristo del Humilladero, que va a ser reconstruida, el frontón y sus instalaciones anexas, el parque de La Paz y cada uno de los rincones que hacen de Martín Miguel un lugar único y especial para pasar unos días entrañables.
Invitamos a todos a descubrir nuestras tradiciones, a disfrutar de nuestras fiestas y a explorar nuestros paisajes.
Martín Miguel es un lugar donde la tradición se encuentra con la modernidad, donde la comunidad se une para construir un futuro próspero. Les animo a visitarnos y a formar parte de esta experiencia única.
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