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«Un recuerdo en cada piedra que toda una historia vale, cada colina un secreto de príncipes o galanes», escribió el poeta vallisoletano José Zorrilla. Protagonistas silenciosas de Valladolid, las estatuas que presiden los rincones más emblemáticos de la ciudad permanecen perennes al paso del tiempo, a la lluvia, a la niebla pucelana y al sol de agosto. Nos recuerdan la historia, las personas que dieron forma a la ciudad y a los momentos que quedaron congelados para la posteridad. Están integradas en nuestra vida cotidiana, en el paisaje, pero si nos fijamos cuidadosamente encontraremos muchos detalles que pasan desapercibidos, que aguardan para ser descubiertos por ojos curioso. ¿Te atreves con ellos?
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