La segunda oportunidad para Jorge Cárdaba
FÚTBOL SALA ·
El portero del barrio de San Lorenzo, ex de Segosala, se ha comprometido con el Saints Pagnano de la Serie A2 italiana, el equipo con el que hace dos años alcanzó un acuerdo que no pudo cumplirse debido a la grave lesión de rodilla que sufrióEn la misma cancha del barrio de San Lorenzo que le vio rasparse las rodillas con sus primeras paradas, justo detrás de la casa familiar, Jorge Cárdaba reflexiona sobre las razones que le han llevado a tomar la determinación de abandonar el Segosala y optar por una aventura fuera, en Italia. La vida no suele dar segundas oportunidades y el mismo equipo que ya acercó posturas con él hace dos años, al terminar con Naturpellet Segovia; el que le costeó en una clínica privada de Madrid la resonancia que detectó la rotura del ligamento cruzado y del menisco, ha regresado a por él. Esta vez había que aceptar la oferta. «Es cierto que no tenía tanto contacto con ellos como entonces, pero César Arcones es muy amigo del entrenador de allí, Danilo Lema. Siempre ha estado esa posibilidad encima de la mesa».
A sus 22 años, ha firmado una buena temporada con Segosala que él no termina de ver como tan buena: «Ha sido atípica. Al principio con lo del coronavirus se te hacía raro jugar en canchas vacías; parecían entrenamientos. Lo he hablado mucho con Ángel (Zamora), porque la primera parte del campeonato llevaba mucho tiempo entrenando, pero no llevaba ese ritmo de competición que necesitan los jugadores y más aún los porteros. Me costó un poco entrar en dinámica». Lo que importa es cómo se ha terminado y, aunque tiene la espinita de haberle dado un poco de lustro a esta temporada, se queda con lo positivo porque «muy difícilmente nos hubiéramos colado en unas finales».
Ángel Zamora, que conoce mucho a Jorge, nunca le ha puesto ningún problema porque pensaba que debía aprovechar la situación que se le presenta. Javi Antona, el capitán de Segosala, también le ha animado a lanzarse a por esta experiencia. «Se lo he dicho a mis padres, a mis amigos: lo intenté en su día cuando iba a hacer 20 años. Si no lo intento ahora, ya cuando tenga más años no sé lo que será», dice con una enorme sonrisa que muestra las ganas de lanzarse a la aventura, aunque le cree dudas estar lejos de casa por primera vez.
No tiene ahora mismo muchas referencias de la categoría allí, en Italia. Aunque ayer mismo hablaba con Iván Quintín, que está en la misma competición y que estuvo en Segovia con Segovia Futsal. Le ha comentado por encima cómo es la competición: «Me ha dicho que es una liga en la que suele haber muchos goles. En el concepto español, cada día que pasa es menos extraño ver un 1 a 0 o un 2 a 0. Allí es casi imposible porque son partidos muy abiertos, de ida y vuelta y con muchísimos goles». Un caldo de cultivo ideal para hacerse notar como portero.
El idioma y la competencia
Cuenta Cárdaba que sabe que la temporada pasada el Saints Pagnano contaba con un jugador argentino, pero que cree que no seguirá. No sabe si se encontrará con algún fichaje hispanoparlante con el que compartir piso. La cuestión del idioma le preocupa. «Cuando piensas en italiano dices, bueno, idioma vecino, fácil. Pero te pones a ver y tiene sus cosas. Entenderlo es mucho más fácil, porque cuando estuve allí sí que entendía cosas. Pero ya ponerte a comunicarte con ellos en el idioma de manera correcta implica un poco más de soltura y conocimientos». Se ríe cuando le recuerdan las famosas intervenciones de Joaquín cuando le entrevistaban en su paso por la Fiorentina.
Se espera una temporada difícil, quizá no tanto por ese peaje de la adaptación, sino por demostrar rápido. «El equipo el año pasado tenía un portero esloveno que era el segundo portero de la selección de su país, tenía mucha calidad con los pies. Muy bueno. Así que estás con la sensación de que no vas a un equipo cualquiera, sino a uno que sabe lo que es tener buenos porteros, que sabe lo que hay que pedir en la portería, y por esa parte me alegra que confíen en mí», finaliza, aunque le rondan las dudas lógicas al segoviano. Y eso que el portero español tiene fama mundial, «vayas donde vayas siempre hay algún portero español loco por el mundo jugando al fútbol sala».
Echa la vista atrás. Hay como diez adolescentes ocupando la cancha polivalente y muy de barrio, armando ruido. «Tengo muy buenos recuerdos», dice Cárdaba, apellido más que reconocido en un barrio en el que él ha hecho mucha vida. «Aquí es donde empecé y tengo cantidad de anécdotas de jugar aquí con mis amigos y estar aquí todas las tardes de verano e, incluso, las de invierno». Eso, cuando estás pensando en hacer las maletas hacia mediados de agosto y marcharte fuera, también se pone en la balanza. Y se lleva en el equipaje. Se marcha muy cerca de Milán, en principio con un acuerdo por un año pero no pensando en volver al siguiente, sino en algo más. Aunque no quiere oír hablar de vivir del fútbol sala, porque «no da tanto como el fútbol». Pero es cierto que, si hay un momento de intentarlo, es siendo veinteañero, que a los treinta ya se empieza a cortar a los jugadores. «Dicen que segundas partes nunca fueron buenas», comenta. En este caso no es la segunda, porque la primera no llegó a rodarse. La película para Jorge Cárdaba comienza justo ahora.
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