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Primer plano de un pensativo escritor en 1995, año en el que escribió 'Diario de un jubilado'. Henar Sastre
Delibes costumbrista
'Diario de un jubilado'

Delibes costumbrista

Las novelas ·

Considerada en ocasiones «una obra menor» del escritor vallisoletano, «en esta breve reflexión sobre la vejez están presentes las claves de su pensar y de su escribir»

Juan Villacorta

Valladolid

Sábado, 12 de diciembre 2020, 08:47

Es misión casi imposible resumir en líneas la figura y la obra de Miguel Delibes, una de las plumas más relevantes de nuestro país en el pasado siglo. Nada descubro si destaco la prosa del genio de Delibes, tanto en su vertiente puramente literaria como en su faceta periodística, ligada toda su vida y ya para siempre al periódico de su vida, El Norte de Castilla, publicación de la que ha sido cuerpo y alma y ángel protector de sus designios.

Esta breve reseña apresurada se centra en una pequeña obra dentro de la dilatada trayectoria de un prosista excepcional. Me refiero a una obra menor, si tenemos en cuenta que ha sido escrita por el autor de obras como 'La sombra del ciprés es alargada', 'El camino', 'Diario de un cazador', 'Diario de un emigrante', 'Cinco horas con Mario', 'El disputado voto del señor Cayo', 'Los santos inocentes', 'El hereje', entre otras. Esta extensa obra literaria ha tenido reconocimiento con el Premio Nacional de Literatura, el Príncipe de Asturias de las Letras, el de la Crítica, el Premio Nacional de las Letras y el Premio Cervantes de Literatura.

'Diario de un jubilado' es tal vez una obra menor de Delibes, pero en esta breve reflexión sobre la vejez están presentes las claves de su pensar y de su escribir. No falta en estas páginas su espíritu crítico, a veces sátiro y ácido, y en ocasiones generoso e incluso piadoso. Otra constante en Delibes aquí presente es su creación de personajes inolvidables y de abigarrada humanidad; bien bondad y generosidad, como en bajezas morales. Personajes como Lorenzo, el mismo del 'Diario de un cazador' y 'Diario de un emigrante' que, próximo a la vejez conserva su fanfarronería, su lenguaje popular, lenguaraz, pizpireto, e incluso descarnado, pero que ya muestra la incipiente tristeza de la vejez, melancólica y nostálgica, y descarnadamente realista.

«La obra, enmarcada en un realismo costumbrista, muestra el esplendor de una prosa con el lenguaje del castellano más rico, giros semánticos hoy lamentablemente olvidados»

Juan Villacorta

La trama del diario es leve e intensa; el jubilado Lorenzo es el acompañante de un viejo adinerado, presumido y poeta que en las postrimerías de su vida precisa de ayuda y es Lorenzo el contratado para urdir una amistad tensionada de antagonismos sobre la vida, dos almas que desde las antípodas se comprenden y aceptan.

La trama incluye un chantaje y otras peripecias que le permiten a Delibes una crítica feroz al mundo materialista y vacío que vive, un mundo que cobra actualidad.

La obra, enmarcada en un realismo costumbrista, muestra el esplendor de una prosa con el lenguaje del castellano más rico, giros semánticos hoy lamentablemente olvidados. Un castellano puro ajeno a anglicismos y otras miserias del lenguaje. El castellano de Delibes tiene origen en el habla popular, de una riqueza y vitalidad inigualables. Quizás la única crítica que pueda hacerse al 'Diario de un jubilado' sea que es literatura que refiere a un mundo ya muy alejado al que hoy vivimos, mucho más deshumanizado y menos complaciente.

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