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Cientos de personas, en el festivl Sonorama Ribera de este año. AGAPITO OJOSNEGROS

Festivales de música: de la «cochambre» al puro exitazo

Dos libros recién publicados analizan el tirón de estas macrocitas, que viven un momento dulce, como se certifica durante estos días en Aranda de Duero con el Sonorama

Víctor Vela

Valladolid

Lunes, 15 de agosto 2022, 00:12

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Si la actualidad festivalera pasa estos días por Aranda de Duero –el Sonorama retoma este año, por fin, el ritmo prepandémico–, la historia de los festivales de música en España tiene en la provincia de Burgos su gran punto de partida, el hito fundacional, el encuentro que, el 5 de julio de 1975, en la plaza de toros burgalesa, definió el devenir de estos macroencuentros musicales tal y como hoy son concebidos en nuestro país.

Lo explica David Saavedra en 'Festivales de España', un libro de reciente publicación que radiografía las principales citas del país (destaca cuatro en Castilla yLeón)y estudia los orígenes, evolución y futuro de un fenómeno que genera un impacto económico que, en España, ronda los 400 millones de euros, con la celebración de cerca de 900 festivales de música cada año.

«Son el parque de atracciones de la edad adulta», asegura Ángel Carmona, periodista musical, en el prólogo de esta publicación en la que se recuerda que, aunque estos eventos se vinculan a la música indie y a la electrónica, también tienen versiones de rock, blues, jazz o flamenco.

«Ir de festival sigue siendo uno de los mejores planteamientos para conocer un lugar, disfrutar una experiencia y emocionarte con conciertos», defiende Carmona.

Tal vez sea por ese olor que resulta de la mezcla de «hierba, generadores eléctricos y aseos portátiles», dice Oliver Keens en 'Festivales', una guía publicada este año sobre las citas internacionales que todo melómano «debe conocer». Quizá sea por ese «terreno irregular y fangoso» que se pisará durante varias jornadas. Opor esa guía que, con antelación, se prepara para no perderse ninguna actuación. Keens explica que hay varios momentos clave en todo festival, pero al final, se resumen en uno: «Todo el mundo se marcha siendo un poco diferente de como era cuando llegó». Y son «fuente de un sinfín de recuerdos».

«La gente que acude a un festival de tres días se suele introducir en una esfera de libertad sin la presencia de sus padres», cuenta Saavedra. Yañade:«Durante un tiempo determinado, los asistentes viven en un universo paralelo, un mundo mejor».

La primera edición del festival de Benidorm se celebró en 1959 y reproducía el modelo de San Remo (1951). Ambas citas tenían el reclamo de festival, pero no dejaban de ser galas en las que competían canciones de diversos artistas. No es, desde luego, la imagen que se tiene hoy de un festival de música. Sí que se aproximan más citas como el de Montreux (Suiza, desde 1967)o la isla de Wight(Reino Unido, 1968).

Pero la configuración plena de la idea de festival que ha llegado hasta nuestros días la definió Woodstock (EE UU) en 1969. Actuaron Jimi Hendrix, Richi Havens, The Who, Joan Baez y Santana. Se hizo famoso «por estimular a toda una generación y demostrar que la música puede cambiar el mundo», cuenta Keens, quien resalta que su mítica fama se fragua pese a su fracaso económico y a que «todo lo que podía salir mal, salió mal».

El coordinador, Michael Lang, tuvo que cambiar, con apenas seis semanas de antelación y las entradas ya a la venta, el lugar de celebración, porque le denegaron los permisos en Woodstock, al norte del estado de Nueva York. Así que tuvo que llevarse la música a otra parte:un terreno de doce hectáreas en la ciudad de Bethel. Este cambio de última hora obligó a terminar el escenario a contrarreloj, no hubo suficientes baños portátiles y apenas se consiguió comida disponible para el público. Se colaron miles de personas. Yencima llovió. Podría haber sido un fracaso absoluto pero, en su lugar, se fraguó una leyenda.

Cartel que anunciaba el festival burgalés en 1975. EL NORTE

Y tal vez la tenían en mente los organizadores de las 'Primeras 15 horas de música pop ciudad de Burgos'. «Fue el valiente primer paso que inauguraria un modelo de festival rock que empezaría a generalizarse en toda España», explica Saavedra en su libro.

El 28 de junio, días antes del inicio del festival (tuvo lugar el 5 de julio de 1975), El Norte ya tenía clara la referencia: «Estas quince primeras horas, que esperamos no sean las últimas, vienen a ser algo así como un concierto 'made in Spain' de un Woodstock». El cronista alababa el cartel (Alcatraz, The Falcons, Hilario Camacho, Storm...), pero echaba de menos otros nombres (y enumeraba:«Toti Soler, Sisa, Canarios, Goma, Jordi Sabatés»). Triana tocó a las tres de la madrugada. Burning se dio a conocer. Fue un fracaso de público de pago (400 pesetas –2,4 euros– en pista y 200 –1,20 euros– en tendido). Muchos se colaron. Y no tuvo buena prensa en otros periódicos. 'La voz de Castilla' abrió con un titular que se convertiría en símbolo:«La invasión de la cochambre». Esa 'cochambre' ha convertido en mítica una cita pionera, organizada por José Luis Fernández de Córdoba.

Titular de La Voz de Castilla sobre el festival burgalés. EL NORTE

Ese mismo mes, en julio de 1975, se celebró el Canet Rock (en Canet de Mar, Barcelona). Fueron doce horas de música en vivo con Sisa, Pau Riba, María del Mar Bonet, Lole y Manuel. Hubo 30.000 personas. Durante esos primeros años –y a lo largo de la década de los 80– los festivales se concebían como una maratón en un solo día.

«El modelo que ahora se conoce se gestó con el Espárrago Rock de Huétor Tájar (Granada), en 1989», que nació como un añadido musical a la Feria Andaluza del Espárrago. «Desde marzo de 1995 es el primer festival indie internacional. El FIB, en agosto de ese mismo año, se convirtió en el modelo a seguir», cuenta Saavedra en su libro, quien explica que la proliferación de estas citas se benefició de varios fenómenos. Entre ellos, «el 'boom' económico asociado a los grandes eventos» que se vivió a mediados de los 90, con los ecos de los éxitos de Barcelona 92 y la Expo de Sevilla. En Castilla y León, la guía de los festivales destaca cuatro citas.

1. Sonorama (Aranda de Duero). «Lleva años consolidado como la gran cita del indie español de tirón más popular. Si sales a hombros de esta plaza, sabes que te has consagrado», defiende Arribas. Ycomo ocurre con las grandes citas hoy consagradas, los inicios del Sonorama tampoco fueron sencillos. La primera edición se celebró en 1998, en la plaza de toros de Arana de Duero. Actuaban Chucho, Mercromina y Doctor Explosion. Fueron apenas 150 personas. Y eso que, al final, abrieron las puertas.

Al año siguiente, los promotores no solo no se amilanaron, sino que programaron dos días. Con Enemigos, Niño Gusano y Los hermanos Dalton como cabeza de cartel. Comenzaron a sumar adeptos. En 2005 ya eran 14.000 fieles a la cita. En 2007 nació «un mito indie:los conciertos en la plaza del Trigo, que contribuyeron al despegue de bandas como Vetusta Morla, Izal, Supersubmarina o Fuel Fandango». El definitivo tirón popular llegó en 2014 cuando Raphael se sumó al plantel de artistas de Sonorama. «Eso hizo trizas prejuicios y derribó barreras», se dice en 'Festivales de España'.

2. Ebrovisión (Miranda de Ebro). Un grupo de amigos creó en 1991 la asociación Rafael Izquierdo para recordar a un joven activista cultural de la localidad, fallecido con 19 años. Durante sus diez primeros años, el colectivo organizó todo tipo de citas y conciertos hasta que, en 2001, se lanzaron a la aventura de un festival. Al principio, de un solo día. En 2003 se amplió a tres jornadas. En 2005, lo movieron de julio a septiembre y lo concibieron como una fiesta de reencuentro tras las vacaciones de verano. «Entre los factores diferenciales, las actuaciones secretas, los conciertos gratuitos y las comidas populares».

3. Purple weekend (León). «Los bares del Barrio Húmedo se llenan en diciembre de personas que parecen recién sacadas de los años 70 y pilotan vespas y lambretas, polos retro y parcas verdes», cuenta Saavedra sobre este encuentro que comenzó, en 1987, «siguiendo la estela de las grandes concentraciones mod», con apasionados de la cultura 'sixtie'.

4. Tónal y Véral (Valladolid). Recuerdan los promotores de estos certámenes que la primera vez que Nacho Vegas actuó en Valladolid, apenas había doce personas entre el público. Tres de ellas decidieron impulsar Colectivo Laika, con el objetivo de organizar conciertos de calidad y promocionarlos para que esa poca afluencia de público no se volviera a repetir. En el otoño de 2006, organizaron la primera edición de Tónal, con Darren Hayman, Sr. Chinarro y el propio Nacho Vegas. Los meses de mayo hay una segunda cita con Véral, un encuentro para «dar la bienvenida al verano» que se estrenó en 2008 con la actuación de Animal Collective en la plaza de la Universidad. «Desde entonces, ambos festivales conviven», cuenta Saavedra, quien destaca el «olfato» de colectivo Laika para deterctar nuevas tendencias musicales. Hace seis años, en 2016, invitaron a C. Tangana. YNathy Peluso visitó Valladolid en las citas de 2017 y 2018. El cartel de este septiembre de 2022 lo forman Julieta Venegas, Steam Down, Queralt Lahoz, Viuda y Judeline.

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