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LORENA SANCHO
Sábado, 2 de noviembre 2013, 19:15
valladolid. No se concibe. No entra en el plan. Terminar un proceso de rehabilitación en drogas y no encontrar trabajo no son compatibles. Lo uno va asociado a lo otro. «Porque finalizar una rehabilitación y no encontrar trabajo es fracaso seguro». De ello entiende mucho Mari Paz de la Puente, directora de Proyecto Hombre (entidad que ayuda a drogodependientes y otras adicciones), que lleva años de lucha por ciudadanos que quieren superar su adicción. Y el último paso, el del empujón, es el del trabajo que permita rehacer la vida. «No concebimos la rehabilitación sin la reinseción laboral». Pero la crisis económica quiso hacer de las suyas a este sector de la población, y quienes normalmente necesitaban menos de un mes para encontrar un trabajo, se encontraron desde el año 2010 en plazos de más de seis meses para incorporarse al mercado laboral.
Para reducir los tiempos y mejorar la empleabilidad de los drogodependientes, Proyecto Hombre decidió poner en marcha un servicio específico de orientación laboral, con una serie de acciones encaminadas a preparar un currículum, una carta de presentación y entablar contacto con las nuevas tecnologías. Los resultados no se han hecho esperar. En un año, entre octubre de 2012 y octubre de 2013, 52 personas se incorporaron a este servicio de orientación laboral, de las cuales, 34 de ellas iniciaron la búsqueda activa de empleo y 25 lograron un trabajo. «Es un éxito de ellos, porque aquí les enseñamos a buscar empleo, incidimos mucho en la formación, les ofrecemos cursos, y gracias a este esfuerzo conseguimos que los usuarios entren en contacto con las empresas», destaca Belén Pintado, técnico del programa.
Uno de los problemas con los que el servicio se ha topado es con la escasa formación de los usuarios. Su edad media está entre los 25 y los 35 años y ninguna de las personas atendidas tiene una carrera universitaria. «En general tienen bastante experiencia laboral, pero carecen de formación reconocida, lo que dificulta su acceso al empleo, especialmente cuando éste es escaso».
Entre 2 y 6 meses
Con el nuevo servicio de orientación laboral, los usuarios han conseguido encontrar trabajo en un periodo comprendido entre los 2 y los 6 meses, aunque algunos han logrado empleo en periodos más breves. Es el caso de Luis, vallisoletano de 39 años que necesitó tres meses para reincorporarse a un mercado laboral que había abandonado hacía cinco años. Su ámbito profesional era la soldadura, el metal. Así que encontró un trabajo en Cuéllar (Segovia), por nueve meses, y decidió posteriormente emprender y ser autónomo. «No me conformaba con ir y dejar el currículum. Visitaba ETTs, llamaba, mandaba cartas, porque es fundamental para la reinserción social».
Apenas un mes necesitó Ángel, cántabro de 29 años. Cinco años en prisión le impedían volver a sociabilizarse. Pero cogió su bicicleta y pateó polígonos y ETTs. «Trabajaba de albañil, llevaba cinco años metido en prisión, incomunicado del mundo. Salí perdido pero miré los puntos débiles y fuertes, y al final he estado unos días en la vendimia y ahora soy agente de ventas», relata.
Ninguno de ellos se ha visto obligado a relatar su pasado en la empresa. «Puede que al principio les sorprendiera pero estoy seguro de que después valorarían el trabajo por encima de todo», dice Ángel.
Para contribuir en la reinserción de estos usuarios de Proyecto Hombre, la Fundación ha firmado además cinco convenios de colaboración con otras tantas empresas de los sectores de la construcción, soldadura, limpieza, jardinería y avícola con el objetivo de que puedan proporcionar trabajo a personas que han terminado su rehabilitación.
La primera experiencia tiene un nombre propio: Manuel. Es el responsable de una empresa de servicios agroalimentarios que cuenta con 22 trabajadores. Cuando se le planteó la oportunidad, no lo dudó. «Todos conocemos a gente que ha caído en estos temas y se merecen una oportunidad», dice. Él apostó por cuatro de ellos, seleccionados por Proyecto Hombre. «Y me han demostrado que están supercualificados para trabajar». Uno de ellos, de hecho, es ya encargado con seis personas a su cargo. «Desarrollan su trabajo perfectamente, son super responsables y se vinculan al empresario y a la empresa muchísimo, porque llegan con desarraigo de la sociedad y valoran mucho volver a sentirse útiles», dice.
Él no se lo piensa. Merece la pena y asegura que cuando tenga posibilidad de ampliar contratos, lo hará. «Más allá de la satisfacción personal, está cómo se comportan y lo bien que trabajan», insiste.
María, 35 años, y Paco, 36, son otros dos ejemplos. Los dos formaron parte de los programas de rehabilitación de Proyecto Hombre. Hoy María desempeña su trabajo en el sector de la hostelería, área en la que llegó a estar tan preparada que sirvió incluso a la Casa Real en una boda. Paco, tras la vendimia, tiene ahora un par de puertas abiertas para trabajar. 14 años como encofrador avalan su currículum. «Aunque aquí nos han ayudado a hacer el mejor, porque hemos aprendido lo esencial: querernos a nosotros mismos».
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