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A. G. Encinas , R. S. Rico
Domingo, 14 de octubre 2012, 18:06
El abuelo de Malena acostumbra a dar largos paseos por el pueblo. Una rutina que le servía para ir recolectando los tapones que se encontraba por la calle, y que su familia recogía para participar, con su modesta aportación, en una esas iniciativas solidarias que empezaron a proliferar hace unos años en nuestro país, desde que una asociación de Toro importó una idea que habían visto en un viaje al sur de Francia. Al volver de cada paseo juntaba 10 ó 15 tapones. Su destinatario era Iván, un niño de Venta de Baños que padece displejía espástica severa, y que necesitaba 40 toneladas al cambio tapón/euro de entonces, 12.000 euros para seguir un tratamiento que mejorara su calidad de vida.Pero algo ha cambiado en el paseo diario del abuelo de Malena.
«No encuentro tapones por el pueblo», les dijo a su hijo, Raúl, y a su esposa, Loli, hace unas semanas.
No queda ni uno. En Arrabal de Portillo no se tira ni un tapón. Todos tienen destino: la casa de Malena. Y todos en el pueblo se han volcado con la niña, su nieta, que padece una tetraparesia espástica, otra forma de parálisis cerebral que le impide caminar.
El grado de dependencia de Malena es altísimo. Y así va a seguir siendo. Pero de vez en cuando surgen algunos rayos de luz, tibios, que insuflan ánimos a sus padres.Como cuando las personas que se encargan de cuidarla en el colegio, al que asiste diariamente, acudieron a sus padres con una buena noticia. Habían probado, casi secretamente, a darle un 'tablet'. Y habían conseguido que Malena pudiera comunicarse con ellos utilizando ese dispositivo. Ahora lo hace con sus padres, y es capaz de decir con él si está triste, o si quiere jugar.
Las mismas personas que se atrevieron a ponerle un 'tablet' delante garantizaron, en un informe por escrito, que Malena era perfectamente capaz de manejar una silla de ruedas eléctrica que le aportara un pequeño grado de autonomía. Sus padres ya lo habían visto con sus propios ojos, cuando les dejaron probar con ella la silla de otra niña y Malena la 'condujo'.
El certificado que los médicos les habían pedido a sus padres para prescribirles esa silla se tornó en papel mojado cuando los mismos médicos les dijeron que no 'recetarían' una silla a un menor de 12 años.
En ese momento, Iván, el niño de Venta de Baños, consiguió los 12.000 euros que hacían falta para su tratamiento. Y una amiga común le explicó el caso de Malena a Mónica, la madre del niño palentino. Su respuesta fue definitiva. Sin conocerse de hecho aún no se conocen nada más que por teléfono, puso a su disposición la ingente red de recogida de tapones que se había organizado para ayudar a su hijo. Venta de Baños,Palencia, Santander... se unieron a Arrabal de Portillo, a Olmedo, Hontoria, Cigales, ¡y hasta al parque de Bomberos de Huesca!
«En pocos días nos juntamos con una cantidad de tapones extraordinaria. De repente en la primera tanda nos hicimos con 4.200 kilos», explican Raúl y Loli. El desembarco de plástico es continuo. «Todos los días recogemos tapones», explica el padre de Malena, que todavía no acaba de asimilar cómo es posible que un caso como el suyo pueda generar una corriente solidaria tan desmesurada. Y quizá la respuesta se la pueda dar la propia Mónica, la madre de Iván. «Esto es una cadena, si no, no funciona», explica. «Las personas que nos ayudaban a nosotros en los puntos de recogida siguen llevando tapones, la tía de Malena se ha encargado de poner los carteles y ahora van para ella. Los niños son los más implicados del mundo, que no te vean tirar un tapón», agrega Mónica, que tiene muy claro que «cuando se consigue el objetivo, hay que procurar que el siguiente empiece con algo, porque hay muchos niños para ayudar».
Raúl y Loli son conscientes de eso, hasta el punto de rechazar tapones de algunas zonas de España. «Nos están llamando de Madrid y de San Sebastián, y si se lo pueden dar a otras personas mejor, porque no tenemos capacidad para ello», explican, a la vez que agradecen el esfuerzo que hace gente a la que no conocen de nada por ayudar a Malena. Y se dan casos extremos. «Nos han ofrecido naves para almacenar los tapones, e incluso transportistas autónomos que lo están pasando mal con la crisis pero que querían llevar los tapones hasta Villamuriel con sus camiones».
La silla de ruedas de Malena tiene un precio en tapones: 24 toneladas. Más o menos, porque la cotización del tapón también fluctúa.
Queda mucho por recoger aún, pero los padres de Malena tienen clara una cosa: en cuanto acaben con la campaña para su hija, otro niño 'heredará' los puntos de recogida que Iván y su madre pusieron a su disposición hace escasos meses. Para entonces, el abuelo de Malena seguirá saliendo a dar largos paseos por el pueblo, y recogiendo cualquier tapón olvidado que se encuentre por el suelo, si es que hay alguno. Quizá a su lado, entonces, vaya Malena con su silla de ruedas eléctrica.
Puntos de recogida de tapones para Malena: taponesparamalena.blogspot.com
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