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Enrique Berzal
Miércoles, 25 de julio 2012, 13:05
Aún son muchos los que se preguntan por qué Gregorio Peces Barba, madrileño nacido en 1938, hizo de Valladolid su principal feudo político durante la Transición. ¿Qué pintaba en la ciudad del Pisuerga uno de los más destacados representantes del socialismo madrileño y, por ende, nacional?
La respuesta hay que buscarla, precisamente, en la situación del socialismo vallisoletano a principios de los años 70, así como en la estrategia del propio partido de darse a conocer y extenderse entre la masa obrera más importante de la ciudad.
En plena fase de reconstrucción organizativa, algunos de los líderes más representativos del PSOE de Valladolid, abogados de profesión, interpretaron los conflictos laborales desatados con fuerza en FASA a partir de 1972 como una oportunidad de oro para impulsar el partido y la UGT entre los trabajadores de la factoría, así como para darse a conocer en la sociedad vallisoletana del momento.
Entre aquellos letrados, algunos de ellos laboralistas, se encontraban Manuel Conde del Río, Antonio Pérez Solano y Juan Colino. Como señala este último, «en aquel momento, años 1974-1975, necesitábamos abogados de prestigio para la defensa de los despedidos de FASA, y uno de ellos era, sin duda, Peces Barba, muy conocido pues había actuado, por ejemplo, como defensor de los encausados en el Proceso de Burgos». Junto a él actuaron en los conflictos de FASA otros profesionales no menos relevantes a escala nacional, como Leopoldo Torres o el propio Felipe González. De modo que, junto a las garantías para una mejor defensa de los despedidos, el PSOE local estaba en condiciones de desplegar una eficaz labor proselitista entre los obreros de la factoría, suculenta cantera para las aspiraciones de un socialismo vallisoletano necesitado entonces de una mayor presencia social, política y sindical.
El mismo Peces Barba volvió a contribuir a ello por medio de un acontecimiento que, si bien hoy en día puede parecernos anecdótico, en aquellos años revistió una importancia indudable por su impacto mediático.
Tuvo lugar el 28 de mayo de 1975, cuando militantes socialistas y obreros de FASA decidieron organizar junto a él una cena en el bar Tito's, después de que el gobernador prohibiera la conferencia que, organizada por el grupo de empresa de la factoría, tenía previsto impartir.
Como recuerda Pérez Solano, uno de los asistentes a la cena junto a Conde del Río, Colino, Tomás Rodríguez Bolaños y Cristina Agudo, entre otros, «la legislación franquista establecía que toda reunión de más de 20 asistentes era ilegal. En la cena éramos 21; así que entró la policía y nos detuvo».
La estancia en comisaría de Peces Barba y compañía apenas duró unas horas (todos fueron puestos en libertad provisional a las dos y media de la tarde del día siguiente); pero a causa, precisamente, de la detención del madrileño, el impacto mediático del hecho no se hizo esperar. Y contribuyó a dar más realce al aún incipiente PSOE vallisoletano.
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