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Entrada al chalé en el que durante temporadas se refugiaba Javier García Carro, 'El Rubio'./ RICARDO OTAZO
VALLADOLID

El vecino de al lado

Investigan la vida que llevaba El Rubio, quien durante meses utilizó coches de lujo y se ocultó en un chalé de Arroyo

J. MORENO

Martes, 1 de septiembre 2009, 15:19

Una vida nocturna y muy sigilosa. Nunca se sabe quién está al otro lado de la pared, ni de qué vive, ni cuáles son actividades. El vecino que un día puede aparentar ser un afable empresario de automóviles, por los coches de lujo que utiliza, al otro te enteras por el periódico que era el delincuente más buscado de la región.

Pueden pasar meses y la única queja que registras es que la música de Shakira o de Juanes está más alta de lo normal. Pero ello no es motivo para denunciar, sobre todo si quien tararea sus canciones es «una alta y guapa latinoamericana».

Eso les ha sucedido a los vecinos de Arroyo de la Encomienda, que el sábado se enteraron que Javier García Carro, 'El Rubio', utilizaba desde el año pasado una vivienda adosada para ocultarse de la justicia. El delincuente, de 32 años, fue localizado en la madrugada del viernes por la Guardia Civil en un hotel de lujo de Benidorm, en compañía de una joven colombiana de 29 años. Todo el mundo tiene derecho a unas vacaciones, se pensó.

«Nos hemos enterado por la prensa de quiénes eran los dos. Ni él ni ella vivían aquí con regularidad hasta que desde el verano pasado les comenzamos a ver», explica una vecina de la calle Picón de Bañeza, en Arroyo.

En el número 15, el delincuente al que el Ministerio del Interior sitúa a la cabeza de una red de tráfico de estupefacientes en las provincias de Salamanca y Valladolid, se ocultaba el merchero después de que las Fuerzas de Seguridad extremasen su celo tras el tiroteo en diciembre en Barrio España donde se llegó a emplear un un fusil de asalto kalashnikov.

Acceso a la A-62

La vivienda construida hace unos cinco años era el refugio perfecto para quien pretende hacer 'negocios' entre las dos capitales utilizando la Autovía de Castilla.

No hacía falta entrar en Valladolid pues apenas cien metros separan la casa de la A-62. Cuando el 7 de mayo pasado el conductor de un Mercedes (se sospechó entonces que era El Rubio o alguien de su clan) huyó después de saltarse un control de la Guardia Civil cerca de Simancas, sólo tuvo que andar unos cuantos metros para llegar a esta casa después de abandonar el turismo. Pero nadie podría intuir que el delincuente más buscado estaba entonces en uno de sus escondites.

El chalé adosado está situado junto al hotel El Jardín de la Abadía. Tiene tres plantas, garaje y bodega. El patio, de apenas cuarenta metros cuadrados, servía para esparcimiento de un pequeño perro que tenía la amiga de El Rubio. Varios vecinos aseguran que el cartel de la primera planta que indica que está en venta lleva varios años sin cerrar la transacción.

«Hacían como una vida rara. Entraba y salía gente diferente. Llegaban por las noches y directamente metían el coche en el garaje», dice una mujer. Con un mando a distancia y con acceso al interior nadie podía saber quién se alojaba dentro.

Al otro lado de la pared, si alguien hablaba más alto de lo normal se oía, ya que apenas «debían de tener muebles» que moderasen el sonido. Sólo en una ocasión la compañera de El Rubio reclamó la ayuda vecinal. Se la había cerrado la puerta con las llaves dentro y se le ocurrió pedir una radiografía para hacer saltar el pestillo. Pero al final, tuvieron que llamar a un cerrajero. Todo normal.

Tres días después de la operación policial, una de las vecinas muestra su sorpresa por la presencia en su calle de guardias civiles expertos en Delincuencia Organizada. Les habían conducido directamente desde Alicante para que estuvieran presentes en el registro de 'su antigua morada'.

«Les vimos salir esposados tanto a él como a ella», dice otra testigo, que recuerda como la pareja, o sus colaboradores, venían con coches de alta cilindrada cada dos por tres. «He visto Audis, Mercedes y hasta un BMW azul, el color que a mí me gusta», dice.

Ahora la Guardia Civil, bajo la dirección del juez de Instrucción número 4 de Salamanca, Gregorio Álvarez, trata de cerrar cabos sobre los turismos y medios que en la ilegalidad ha utilizado García Carro. La ley establece el decomiso de bienes y vehículos de narcotraficantes en el caso de acreditarse su procedencia ilícita por la compra con dinero procedente del blanqueo. Mientras, el magistrado salmantino dictó durante la guardia del pasado domingo el auto de ingreso en la prisión de Topas del que para el Ministerio del Interior era el delincuente más buscado de la comunidad.

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