
Chozo Valtarreña
La familia Pérez Pascuas es siempre una garantía para quienes busquen, en la visita a la bodega, el germen del enoturismo
JAVIER PÉREZ ANDRÉS
Viernes, 31 de julio 2009, 03:21
Publicidad
N o es nuevo. Se sabe en todo el valle del Duero. La familia Pérez Pascuas es una bocanada de autenticidad en el complejo mundo del vino. Por eso proponemos visitar una de las firmas enraizadas en la pequeña y gran historia de la DO Ribera del Duero. La bodega se encuentra en la localidad de Pedrosa de Duero, a pocos kilómetros de Roa, en la provincia de Burgos. La localidad y el entorno merecen, por sí solas, una visita para los amantes del paisaje vitícola. En medio de tierras onduladas repletas de majuelos se alza la cuesta Manvirgo, que -dicen los viticultores de los pueblos del entorno- es la montaña sagrada del vino del Duero.
No muy lejos de su falda se encuentra una parte de los majuelos de la bodega Pérez Pascuas. Pero hay una viña emblemática para esta firma familiar. Se trata del pago de Valtarreña y del viejo chozo, que es un ejemplo de la arquitectura popular de la morada de los guardaviñas. Es en este lugar donde se encuentra uno de los majuelos más emblemáticos e históricos de la bodega ribereña, cuyas uvas son la materia prima utilizada para elaborar el vino estrella de la bodega: el Pérez Pascuas Gran Selección. Salvo los días que coinciden con la Virgen de Agosto (del 14 al 16), la bodega cuenta con un programa de visitas que consiste en un recorrido por las instalaciones con personal cualificado que explica el proyecto en sus distintas fases. Además, una cata comentada de dos vinos por un miembro del equipo técnico de la bodega. Excepcionalmente, en los próximos días, a petición del suplemento GPS de EL NORTE, aquellos que lo deseen -previa reserva- la visita incluye un paseo por el antiguo chozo familiar, en el pago Valtarreña, a un tiro de piedra de las nuevas instalaciones de la bodega, situadas a la entrada del casco urbano de Pedrosa de Duero.
Pero hay algo que agradecerán todos los aficionados al mundo del vino que visiten la firma: saludar personalmente a alguno de los tres hermanos de esta emblemática bodega ribereña, Benjamín, Manolo y Adolfo. Aquí está la clave del enoturismo. La mejor traducción de la hospitalidad y, al mismo tiempo, una lección magistral de cultura del vino. El entorno de la bodega, rodeado de viñedos y a la sombra de un pinar, es otro de los alicientes para perderse en este rincón del Duero.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión