Las promotoras estudian convertir en VPO parte de los 2.500 pisos sin vender
La venta de viviendas ha caído el 73% en el último trimestre respecto al año anterior y las constructoras buscan alternativas para dar salida al excedente de casas en la provincia
J. ASUA
Viernes, 23 de mayo 2008, 11:05
La Asociación de Promotores Inmobiliarios de Valladolid ha iniciado los contactos con la Consejería de Fomento para calificar como viviendas con algún grado de protección parte de los 2.500 pisos, adosados y chalés de precio libre que no se venden en la provincia a causa de la crisis económica. Con esta solución se cumpliría un triple objetivo: animar a la compra -«hay una importante demanda embalsada», aseguran los expertos-, rebajar el excedente y paliar la «grave» situación por la que atraviesan las empresas constructoras. Según los datos aportados ayer por los responsables de Aspriva en una jornada sobre urbanismo, las constructoras han sufrido un descenso en las ventas en el último trimestre del 73% respecto al año anterior.
Eleuterio Gordaliza, secretario general de la organización, aclaró que esta medida, contemplada por el Gobierno central, se puede tomar cuando las viviendas tienen un año de antigüedad y cuentan con licencia de primera ocupación o certificación de final de obra. La reciente autorización a la Junta para incrementar el 15% el precio de las VPO podría hacer rentable la conversión. «O al menos que las pérdidas sean menores», acotan los promotores.
Esta iniciativa para dar salida a un 'stock' inmobiliario que en Valladolid no existía desde hace décadas fue apuntada también por el gerente de la Sociedad Municipal de Suelo y Vivienda (VIVA), César Alonso, quien recordó que sólo en la capital hay 10.000 personas inscritas en el Registro de Demandantes de Vivienda Protegida, que gestiona la Junta de Castilla y León.
En la jornada organizada por Aspriva se aportaron datos que certifican la caída de un sector que hasta hace un año ha tirado de la economía vallisoletana. Desde el 2004, máximo histórico en construcción de viviendas en la capital con 11.197, la curva de la edificación ha sido descendente hasta bajar a las 2.685 viviendas del 2007, lo que supone un descenso del 20%. El retroceso de los visados de obra otorgados en Valladolid ha alcanzado el 45%, según los datos del Colegio de Arquitectos. Por primera vez las previsiones apuntan a que el precio de la vivienda caerá en Castilla y León el 2%.
Las conclusiones del informe de Aspriva destacan que desde septiembre del 2007 las ventas de vivienda de nueva construcción son prácticamente inexistentes. Para los expertos en esta situación tiene especial importancia el endurecimiento de las condiciones crediticias que han afectado a las familias vallisoletanas.
El análisis de la organización sectorial refleja que mientras las licencias concedidas para edificar viviendas han ido cayendo progresivamente, las autorizaciones para construir en suelo industrial han experimentado un notable crecimiento. Así, de las siete licencias concedidas en el 2004 se ha pasado a las 61 que recibieron el visto bueno el pasado ejercicio. Resulta paradójico este dato, ya que lo normal es que la actividad económica sea el motor de la expansión residencial y no al contrario.
Áreas homogéneas
El informe dedica un apartado especial a las áreas homogéneas de suelo urbanizable no delimitado. Los constructores advierten de que con la entrada en vigor de la nueva Ley de Medidas en Materia de Urbanismo y Suelo de Castilla y León las bolsas de terreno que no hayan alcanzado la aprobación inicial de su plan parcial -en otro año deberían contar con la aprobación definitiva- pasarían a ser consideradas como suelo rústico a efectos de tramitación. Precisamente es con estos espacios con los que el Ayuntamiento de la capital quiere competir con el alfoz a la hora de ofertar pisos a precio asequible para evitar la fuga de vecinos.
El diagnóstico de la organización Aspriva recalca que sigue existiendo una demanda estancada de vivienda, ya que muchos compradores han aplazado su decisión ante la expectativa de que los precios puedan bajar. Esperan que salga al mercado cuando se recupere la confianza en la economía y los bancos vuelvan a conceder créditos, algo cada día más complicado.
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