«Son muchos los requisitos para poner un estanco»

Acaba de abrir su propio negocio y el balance no puede ser mejor. Madre de tres hijos, Asunción Renedo lleva apenas una semana al frente del estanco que regenta junto con su hermano y no para de repetir lo «encantada» que está con sus clientes, con el barrio, con todos sus vecinos... De momento, el ánimo por «empezar con ganas» esta nueva experiencia le ha llevado a mantener el local abierto incluso en domingo.

-¿Por qué un estanco?

-Tenía ganas de trabajar para mí misma, necesitaba hacer algo para sentirme bien. Mi hermano lo sabía y se enteró de que un señor que se jubilaba vendía su licencia. Todo surgió muy rápido y la verdad es que todo esto es nuevo para mí, así que ofrecí un contrato a la dependienta que trabajaba con el hombre que me vendió el permiso. Tengo que reconocer que me está enseñando mucho.

-Hacerse con una de estas licencias es como ganar una lotería...

-Sí, es una suerte. Y además son muchos los requisitos que hay que cumplir después de comprarla, como guardar las distancias oportunas con otros estancos...

-Y después de una semana, ¿cuál es su balance?

-Estoy encantada. Me gusta mucho el barrio, los propietarios de las tiendas de alrededor se han portado muy bien y se ve que los comercios están muy unidos. También estoy encantada con los clientes, no dejan de repetir que hacía falta un estanco en el barrio y un lugar donde comprar el periódico (el establecimiento está ubicado en la calle Alférez Provisional). Además, quines compran aquí vienen sabiendo lo que quieren.

-Con tanta ley antitabaco, ¿cree que éste es un negocio de éxito?

-Es cierto que la gente ya fuma menos, pero se siguen vendiendo muchas cajetillas y cartones. Yo, que soy fumadora, conozco lo mal que sienta quedarse sin tabaco. De todas formas, aquí tenemos también regalos, prensa, algo de papelería, puros, vinos... y, cómo no, sellos. Estoy impresionada de la gran cantidad de sellos y sobres que se están vendiendo durante estos días.

-¿Ya tienen clientes asiduos?

-Sí, y alguno ha venido a presentarme a su mujer después de conocer el estanco.