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'EN VIVO'. Robot que una cadena británica sumergió en el lago y que hubo gente que tomó por Nessie. / CHANNEL FIVE
VIDA Y OCIO

La verdad de Nessie

Eduardo Angulo, biólogo de la Universidad del País Vasco, explora certezas tras la búsqueda de animales desconocidos para la ciencia, pero presentes en las tradiciones

LUIS ALFONSO GÁMEZ

Miércoles, 26 de diciembre 2007, 12:21

Hay miedo en el lago Ness. No a un ataque del monstruo, sino a que haya muerto. Desde enero hasta el 30 de septiembre, se le ha visto nada más que dos veces, y en EL 2006 sacó sólo en tres ocasiones su corpachón fuera del agua ante testigos. «Nessie y sus crías están bien», declaraba Gary Campbell, presidente del Club de Fans del Monstruo del Lago Ness, a 'The Mail on Sunday' hace unas semanas. Pero en las Tierras Altas escocesas están preocupados, y con razón: los turistas que persiguen al más famoso de los monstruos dejan unos 8,5 millones de euros anuales.

«Nessie ha sido visto miles de veces», asegura Eduardo Angulo. Biólogo de la Universidad del País Vasco y miembro del Círculo Escéptico, acaba de publicar 'Monstruos', una aproximación científica a la criptozoología. Esta disciplina, definida por el zoólogo Bernard Heuvelmans en 1955, estudia los animales desconocidos para la ciencia, pero presentes en las tradiciones populares. «Los criptozoólogos buscan algo que no existe basándose en algo que existe: las leyendas. Intentan demostrar que las leyendas son reales. Hasta hay un pequeño grupo de ellos que busca dragones».

Muy viejo y solitario

La leyenda de Nessie se remonta al siglo VI. Tras haber matado la bestia a un hombre, san Columba, introductor del cristianismo en la región, habría navegado por el lago al encuentro del monstruo para exigirle que cesara en sus ataques. Le salió bien: no se tienen noticias de ningún otro percance similar. La primera aparición de Nessie debidamente documentada data de 1871, pero los avistamientos sólo se multiplican a partir de los años treinta del siglo pasado, tras la construcción de la carretera que discurre por la orilla oeste. En 1934, se tomó la más famosa de las imágenes, una foto en blanco y negro en la que se ve un largo cuello, coronado por una cabeza de serpiente, que emerge de las aguas. Fue una de las mejores pruebas de la existencia de Nessie durante sesenta años, pero en 1993 Chris Spurling confesó que, a petición de su padrastro, él -entonces un niño- modeló la figura y la puso sobre una base de madera para que el conjunto fuera fotografiado. Ninguna de las posteriores imágenes de la bestia ha sido concluyente.

Estaríamos, de ser cierta la leyenda, ante un monstruo de longevidad matusalénica, ya que muchos criptozoólogos lo presentan como un plesiosaurio. Con cuatro aletas, cuello largo y cabeza pequeña, este reptil acuático pesaba de 10 a 20 toneladas, fue contemporáneo de los dinosaurios y se extinguió con ellos hace 65 millones de años. «Pero el lago Ness estuvo congelado durante un largo periodo de tiempo hasta hace 12.000 años», indica Angulo. ¿Dónde vivió el monstruo hasta entonces? Admitamos que, cuando los hielos retrocedieron al final de la última glaciación, entró al lago desde el mar, pero ¿qué come?, ¿es sólo un animal muy, muy viejo?, ¿hay una población de Nessies en la masa de agua dulce más grande de las islas Británicas?

Es imposible que Nessie tenga miles de años. Así que hay que pensar en que lo que vive en Escocia es una familia de monstruos. «Para que una población de animales de ese tipo resulte viable, debe haber un mínimo de 30 individuos», explica Angulo. Treinta carnívoros de entre 15 y 20 metros de longitud comen lo suyo. Sin embargo, en el lago Ness no hay alimento suficiente. «Es una masa de agua estrecha y muy profunda. Tiene poca superficie que reciba la luz solar suficiente para el desarrollo del fitoplancton, las algas microscópicas que están en la base de la pirámide alimenticia. Así que también hay poco zooplancton, animales microscópicos que se alimentan del fitoplancton y que son a su vez comidos por otros más grandes. Los pocos animales grandes que hay son, a su vez, insuficientes para sostener a Nessie y su familia».

Extensa parentela

Una población continuada de plesiosaurios durante milenios habría producido, además, gran número de rastros y restos en forma de osamentas. Nada de eso se ha encontrado nunca en el lago Ness, cuyo tímido inquilino se aparece cada vez menos, precisamente ahora que las cámaras fotográficas abundan. Los criptozoólogos no cejan, sin embargo, en su empeño y periódicamente organizan proyectos de rastreo del lago por sonar, en los que cualquier cosa es interpretada como la bestia. Robert Rines, un cazador de monstruos, es famoso por una serie de fotografías subacuáticas tomadas en 1972 y 1975 en las cuales se intuía una especie de plesiosaurio. Las imágenes habían sido retocadas y, además, en 1987 la cámara de vídeo de un minisubmarino comprobó que una de ellas era de un tronco caído al fondo del lago.

Nessie es escocés, pero tiene parientes por todo el mundo. «Su familia está extendida por los cinco continentes. Hay más de 200 lagos con monstruo», señala Angulo. El más famoso es Nahuelito, habitante del lago Nahuel Huapi, en Argentina; pero también están Champi, el monstruo del lago Champlain (EE. UU.-Canadá) y Ogopogo, en la Columbia Británica (Canadá). Aunque la palma se la llevan en Suecia, donde hay casi una treintena de lagos con monstruo. En todos esos sitios se repite la misma historia: hay pocas fotos y borrosas, y ninguna prueba física. Lo contrario de lo que pasa con el otro gran icono de la criptozoología, el hombre salvaje que habita el Himalaya.

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