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MAR DOMÍNGUEZ
Lunes, 29 de julio 2013, 11:15
El vuelo chárter de la compañía alemana Farnair Europe habría pasado inadvertido en el tráfico habitual de Villanubla si no fuera porque hora y media después de su despegue tuvo que pedir pista para un aterrizaje forzoso. No transportaba viajeros, pero sí una carga de material explosivo que activó el protocolo de emergencia del aeropuerto. El avión debió haber aterrizado en Villanubla el viernes 19 de julio por la noche, pero llegó al aeródromo a la mañana siguiente procedente del aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol.
El viaje debía haber sido sencillo: despega de Amsterdam, hace escala en Valladolid para repostar, sigue vuelo hacia Gran Canaria, donde tenía previsto otro aterrizaje de control, y prosigue hacia Mauritania. Una avería, sin embargo, llevó al piloto a buscar la opción más segura y en lugar de llegar hasta su siguiente destino isleño optó por regresar a Villanubla.
En pleno vuelo hacia Gran Canaria, uno de los testigos luminosos del panel de control de la aeronave comenzó a lanzar señales que indicaban fallos de seguridad. En ese momento, se desconocía si «se trataba de un problema del lanzador de señales o de si realmente había un fallo en el sistema de control del vuelo», por lo que el comandante del avión decidió retroceder y pedir pista en Villanubla, donde vuelve a aterrizar a las 13:10 horas del día 20, hora y media después de su despegue, según se informa desde Aena.
Un equipo de técnicos que la compañía alemana envió desde su base se encargaron durante toda la noche de la reparación para que el vuelo pudiera continuar hacia su destino, que emprendió el domingo a las 8:54 horas.
Por razones de «confidencialidad» y «seguridad», no se han dado detalles del tipo de explosivos que transportaba el avión de Farnair ni tampoco el número de toneladas, aunque «cumplía con la normativa de la agencia de seguridad española». La carga, explicaron, estaba formada por elementos que permitirían montar los explosivos una vez en tierra, pero durante el transporte iban separados, como obliga la legislación, para evitar una posible detonación dentro de la aeronave.
Este tipo de vuelos «especiales», como así definieron al del pasado fin de semana, no son frecuentes en Villanubla, aunque esta compañía de carga ha operado en más ocasiones en el aeródromo de Valladolid. Ni desde la dirección del aeropuerto ni tampoco desde Aena se han facilitado más detalles sobre las operaciones con mercancías peligrosas que se registran en esta base porque esa información es de «carácter reservado». «El aeropuerto es público, tiene unas tarifas que también son públicas y puede ser contratado por cualquier compañía aérea», se insiste.
Retén de seguridad
En este caso de aterrizaje forzoso se puso en marcha el protocolo de seguridad al que obliga la normativa. En Villanubla, el equipo de bomberos está integrado por unos veinte efectivos, aunque en las instalaciones también se cuenta con el servicio de salvamento, y con las medidas y medios de seguridad propios del aeropuerto, como ambulancias y agentes de la Guardia Civil. En Villanubla no se han registrado aterrizajes forzosos en «los últimos años», aunque desde Aena tampoco se ha aportado más información.
La peligrosidad de la mercancía que transportaba el avión obligó a que el vuelo entre Ámsterdam y Mauritania se efectuara con dos escalas en España. Por distancia, la aeronave podría haber cubierto la ruta sin necesidad de repostar, pero por seguridad, debió aterrizar en Villanubla y también lo hizo en Gran Canaria el domingo pasado, tras abandonar las pistas vallisoletanas.
El avión llegó a uno de los 22 aeropuertos de Mauritania (de nuevo por razones de seguridad, no se ha concretado a cuál) para descargar los explosivos que serían utilizados en las prospecciones acuíferas que se llevan a cabo en el país. Al menos existen dos áreas de Mauritania en las que se están realizando trabajos geológicos para extraer agua de canales subterráneos que atravesarían otros países como Malí y Argelia. Sin embargo, no existen datos concretos del tipo de subsuelo que debe perforarse para construir los pozos, mientras que sí están documentados los de otros países del entorno, que deben atravesar superficie arenisca, rocas calcáreas o arcilla para alcanzar el acuífero.
La compañía Farnair Europe lleva 25 años dedicada al transporte aéreo de carga y, según informa en su web, opera fundamentalmente de noche en apoyo a otras compañías, fabricantes y transportistas que usan sus cargueros para el transporte de mercancías peligrosas, piezas urgentes de vehículos o productos perecederos. Este operador se caracteriza por incluir en sus rutas los destinos «más desfavorables» y abrir nuevos nichos de actividades, al margen de las convencionales.
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