Un total de 94 vallisoletanos dejan de fumar en menos de tres meses

Los datos recabados sobre el programa de deshabituación tabáquica, llevado a cabo durante este y el pasado año, ya han salido a la luz. De los 127 participantes, un total de 94 personas habían abandonado el hábito tres meses después de terminar el proyecto.

Los integrantes del plan –propuesto por la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) y la Consejería de Familia e Igualdad– han seguido, durante nueve semanas, un curso para dejar de fumar durante el año 2017. Sin embargo, continuaban sometidos a estudio durante el año 2018, pues –desde tres meses hasta un año después del programa– los profesionales aún seguían su comportamiento.

Así pues, tres meses después de que finalizara el programa, el 74% había conseguido dejar de fumar. Las cifras bajan al continuar el seguimiento medio año después: el 63% continuaba sin haber vuelto a probar un cigarrillo. Sin embargo, el porcentaje llega al 50% -es decir, 64 personas- cuando comprobaron qué había ocurrido con estos antiguos fumadores un año después.

De las 127 personas atendidas en Valladolid, el 63% eran mujeres y el 37% hombres. La edad media en la que se iniciaron en este consumo es de 14 años y, además, el 51,2% fumaba entre 20-40 cigarrillos al día.

La intervención se hace de forma grupal. Cada grupo cuenta con nueve sesiones semanales de 90 minutos de duración. Los grupos están formados por, aproximadamente, quince personas y corren a cargo de un profesional formado en atención al fumador y al tratamiento del tabaquismo.

El programa cuenta con dos tipos de terapia; la psicológica y, en caso de ser necesaria, la farmacológica.

La intervención médica, además de utilizar los fármacos más utilizados en la actualidad contra el tabaquismo, incluye la prevención y el tratamiento de los efectos colaterales de dejar de fumar –como son el aumento de peso, los trastornos del sueño, el estreñimiento, etcétera–. Esta consulta se realiza, preferentemente, en paralelo a la primera sesión del grupo de tratamiento psicológico y, si no es posible, entre la primera y la segunda sesión.

Por su parte, la actuación psicológica incluye distintos componentes basados en principios cognitivo-conductuales y se desarrolla en grupo.

Dentro de la intervención psicológica se pueden encontrar tres fases diferentes.

En primer lugar se encuentra la fase de preparación. En esta etapa se desarrollan estrategias de motivación y de cohesión grupal, así como de análisis funcional de la conducta de fumar y de control de estímulos.

Después, en la fase de abandono se entrena al fumador en técnicas de autocontrol. Como, por ejemplo, el manejo del estrés, deseo o urgencia de fumar y el control de estímulos para facilitar el abandono y los primeros días sin fumar.

Por último, la fase de mantenimiento consiste en desarrollar estrategias para reforzar la abstinencia y prevenir posibles recaídas. Para ello, se identifican las situaciones de riesgo, se manejan las emociones que actúan como desencadenantes del consumo y se incrementa la percepción de autoeficacia en el mantenimiento de la abstinencia.

Los fumadores suelen llegar por iniciativa propia y, en menor medida, derivados por el Comisionado regional para la droga.

En Valladolid se formaron nueve grupos de catorce personas, mientras que en Castilla y León se atendió a un total de 1.076 fumadores.

En un primer momento, este programa lo inició la AECC. Desde 1996, esta iniciativa forma parte del compromiso de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de colaborar con las entidades públicas y privadas para la prevención del consumo de drogas y la asistencia al drogodependiente. La Junta ha destinado 50.500 euros a financiar a la Asociación Española contra el Cáncer en el desarrollo de este programa.