Villanueva de Duero: la orilla del Duero donde se elevó otra Cartuja

Un monumento que atrae a los turistas a Sevilla es La Cartuja. Lo que en Castilla y León se suele desconocer es que años atrás hubo otra donde el Adaja desemboca en el Duero, bien cerca de por donde trascurre el Pisuerga. En Villanueva de Duero quedan los restos de la conocida como Cartuja de Nuestra Señora de Aniago, que recibió su nombre después de que en 1441 la reina María de Aragón donase la herencia de Aniago a la orden cartuja, que fundó el convento con 24 monjes.

Construida con la humildad de la orden, desde fuera se parecía más a una casa de labor que a un monasterio. Fue una de las cartujas más pobres de España, aunque en sus muros se cobijaron reyes y emperadores. Con el paso de los años se fueron añadiendo elementos, y algunos han llegado casi intactos a nuestros días.

Igual que otras muchas construcciones religiosas, con la desamortización de Mendizábal pasó a manos de un particular, que convirtió la única construcción de la orden cartuja en Valladolid en una explotación agrícola. El patrimonio artístico fue vendido y repartido entre distintas instituciones, quedando con el paso de los años solo las ruinas.

Aún en pie queda la espadaña, de 20 metros de altura, así como parte del cuadrado claustro gótico. En su interior aún se pueden ver decorados en escayola y un arco de piedra, mientras que en la zona que mira al Adaja quedan vestigios de las dependencias de los monjes y de la pequeña iglesia, también gótica, que había cerca del antiguo claustro.

Posterior es la iglesia mudéjar de Nuestra Señora de la Visitación. Construida en el siglo XVI, en ladrillo, piedra y tapial, tiene una torre híbrida, de piedra en su primer tramo, y de ladrillo después, coronada por un chapitel del siglo XVIII. En su interior se conservan multitud de retablos y esculturas procedentes de la cartuja, entre los que destaca la Piedad, Nuestra Señora de Aniago, una talla gótica hecha por un taller alemán y de cuyo estilo solamente se encuentran otras dos en España.

Al sur del municipio está la ermita del Humilladero, de dimensiones reducidas, y construido en el s. XVIII en ladrillo, con una espadaña, y que guarda en su interior varias esculturas, entre ellas, un San Roque del s. XVI en madera policromada.