Una vallisoletana presidió el Salón de Arte feminista más importante del mundo
Modesta Asensio, nacida en Cubillas de Santa Marta y residente en París desde pequeña, llegó a liderar la Unión de Mujeres Pintoras y Escultoras
Sus amigos la apodaban «Moda», en especial el escritor surrealista Joseph Delteil, a quien ella había recuperado después de mucho tiempo de silencio, y que formaba parte del círculo íntimo de artistas que transgredían las normas heredadas en el París de los años 50 y 60. Pocos saben que Modesta Asensio-Allenet, presidenta a finales de los 70 del Salón de Arte feminista más importante del mundo, había nacido en la localidad vallisoletana de Cubillas de Santa Marta. Tenía una capacidad de arrastre entusiasta y aptitudes para las más diversas facetas del arte, además de un compromiso claro con la igualdad entre hombre y mujer.
En vísperas del 8-M se hace necesario rescatar del olvido a esta vallisoletana tan relevante en los años 70 y 80, quien, en torno a 1929, siendo aún una niña, se trasladó a París con su familia. Allí pasaría toda su vida, salvo, curiosamente, los tres años de la Guerra Civil, momento en el que regresó a Valladolid. Aprovechó entonces para realizar algunos cursos de dibujo y recibir, como confesaba en 'ABC' a Fortunata Prieto Barral, «la única enseñanza regular a la que me he sometido». De regreso a la capital francesa contrajo matrimonio con el banquero Jean Allenet, hombre «cultivado e indulgente para las veleidades artísticas de su mujer». La desahogada posición social del matrimonio le permitió dedicarse a diversas facetas artísticas, siempre con talento y vitalidad, «prefiriendo tentar mil cosas antes que lograr plenamente una sola», pues, como ella misma señalaba, le gustaba «emprender, no conseguir; comenzar más que llegar».
En efecto, Modesta Asensio-Allenet se proclamaba «analfabeta de vocación y de estado (...), visceralmente anti intelectual», enemiga de la educación formal y de la especialización artística. Lo mismo pintaba que esculpía o hacía bricolaje, se dedicaba a la fotografía, escribía poemas, diseñaba joyas y realizaba imponentes murales. Su casa de la Maison Laffite, a treinta kilómetros de París, era un auténtico museo repleto de muebles antiguos, libros singulares, joyas, afiches y cuadros. La de Cubillas expuso por primera vez en 1958 en París. Luego lo haría en Austria y Suiza, en 1960 obtendría el premio de artes decorativas del Salón de Mujeres Pintoras y Escultoras por un mural de piedra y yeso, llevó su arte a Italia, Finlandia y a su pueblo natal, donde participó en una rompedora exposición junto con Marie-Thérèse Vacossin, el poeta Pablo Montenegro y escritores y artistas como Gabino Gaona, Félix Cuadrado Lomas, Francisco Sabadell, Onésimo Iglesias, Justo Alejo, Jesús Meneses, Ramón Torío, Raimundo de Blas y Antonio Lafuente.
En 1967 obtuvo otro premio en el Salón Femenino de París y un reconocimiento más en la Bienal de Ancona, así como la «medalla vermell» en la Joven Pintura de Cannes. Además de fundar la famosa Galería Artére, en 1970 ingresó en la directiva de la Unión de Mujeres Pintoras y Escultoras (L'UFPS), sociedad creada en Paris en 1881 e impulsora del Salón de Arte feminista más importante del mundo, que Modesta presidiría en 1978 y 1979 en el Palacio de Luxemburgo. Entrevistada por Maribel Rodicio en 'El Norte de Castilla', su pretensión era crear una galería permanente en Cubillas, a donde viajaba con frecuencia y mantenía el contacto con amigos, familiares y autoridades locales. Especialmente llamativa fue la exposición que ella misma organizó en las paredes de una calle en junio de 1982, con ocasión del Mundial de fútbol de ese año, y en la que involucró a los niños de Cubillas. Su muerte, ocurrida en noviembre de 2014, con 90 años, pasó desapercibida en nuestro país.
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