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Miguel Molero en su despacho en los años 70. ARCHIVO MUNICIPAL
El Cronista

El político invidente que montó un concurso de chistes sobre sí mismo

Miguel Molero Sampedro, ciego desde los siete años, presidió la Diputación Provincial y sorprendió con su iniciativa en las elecciones municipales de 1987

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 15 de julio 2025, 06:48

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Ya entonces era considerado una «rara avis» entre los políticos de la ciudad. No solo porque declarara públicamente que no estaba dispuesto a criticar a los adversarios, y mucho menos insultarlos, y que solo haría propuestas constructivas, sino también por una original y disruptiva iniciativa: promover chistes sobre sí mismo. Miguel Molero Sampedro era un hombre muy conocido y respetado, incluso querido, en aquel Valladolid que afrontaba las terceras elecciones municipales de la democracia. Nacido en Alcalá de Henares en 1933, llegó con su familia a esta ciudad debido al trasladado de su padre, militar adscrito hasta ese momento al Regimiento de Cazadores Villarrobledo. Su vida cambió por completo cuando, a causa de una operación de meningitis, se quedó ciego. Tenía solo siete años. En 'Vislumbres', libro editado en 1987, dejó constancia poética de su breve periplo vital antes de sumergirse en la oscuridad.

Estudió Magisterio en el Colegio de la ONCE de Madrid y Derecho en la Universidad de Valladolid, donde también ejerció como secretario del Sindicato Español Universitario (SEU). Fue, de hecho, el primer invidente que se doctoró en Derecho en España, con una tesis sobre la emigración de los trabajadores en el Derecho español. Superó todas las trabas imaginables y conquistó un lugar de honor en el panorama vallisoletano de los años 60 y 70, aunando respeto, admiración y cariño: como profesor de Derecho del Trabajo en la Universidad y en la Escuela de Publicidad y Turismo, como director de la Escuela Sindical Provincial, como miembro fundador del Instituto de Estudios Políticos, como colaborador de El Norte de Castilla, como primer comisario provincial de Extensión Cultural, como jefe de Estudios del Colegio Reyes Católicos, como letrado de los antiguos sindicatos verticales (AISS) y como abogado laboralista en su despacho particular.

Diputado provincial en 1974, cuatro años después, concretamente el 16 de noviembre de 1978, asumió la presidencia de la Diputación tras la dimisión de Basilio Sáez Hernández. También fue gerente del Área de Expansión Industrial de Castilla y León y creador de la Institución Cultural Simancas. Caracterizado por una punzante sensibilidad social, su carrera política comenzó dentro de la Federación Social Independiente (FSI), un partido que terminaría siendo absorbido por la Unión de Centro Democrático (UCD). A finales de 1985 ingresó en el Partido Demócrata Popular (PDP), de tendencia democristiana y liderado por Rodolfo Martín Villa a nivel regional y Roberto Fernández de la Reguera en el ámbito provincial. Molero encabezó la candidatura por el PDP, que se presentaba en coalición con el Partido Liberal, en las elecciones municipales de junio de 1987.

Arriba, el chiste ganador. Abajo, Molero en un acto de la Diputación junto a Emilio Zapatero (a su derecha), y primer plano del abogado y candidato del PDP a las elecciones municipales de 1987. EL NORTE/ARCHIVO MUNICIPAL
Imagen principal - Arriba, el chiste ganador. Abajo, Molero en un acto de la Diputación junto a Emilio Zapatero (a su derecha), y primer plano del abogado y candidato del PDP a las elecciones municipales de 1987.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el chiste ganador. Abajo, Molero en un acto de la Diputación junto a Emilio Zapatero (a su derecha), y primer plano del abogado y candidato del PDP a las elecciones municipales de 1987.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el chiste ganador. Abajo, Molero en un acto de la Diputación junto a Emilio Zapatero (a su derecha), y primer plano del abogado y candidato del PDP a las elecciones municipales de 1987.

Fue entonces cuando, además de abanderar el juego limpio y declarar su renuncia a los insultos y a las críticas destructivas, anunció un original concurso de chistes sobre su persona «para desdramatizar la campaña», con bases publicadas en la prensa el 29 de mayo. Las viñetas tendrían que presentarse en la sede del PDP (calle Marina Escobar) de manera presencial o por correo, escritas o grafiadas en papel tamaño cuartilla, antes del 6 de junio. Deberían ir identificadas con el nombre, los apellidos y la dirección del autor, y el ganador obtendría un premio de 15.000 pesetas, el cual no podría dividirse ni quedar desierto. «No es una cantidad como para hacerse rico, pero es más de lo que ofrecen otros candidatos que reinciden en perseguir a los electores por los mercados o en castigar a los ancianos con sus mítines vespertinos», apuntaba este periódico.

La acogida de esta curiosa propuesta no pudo ser mejor: en menos de diez días llegaron a la sede del partido centrista un centenar de originales. El ganador, un joven madrileño llamado Luis Valcárcel, dibujó al candidato como a un «San-Pedro» al que se le abrían las puertas del Ayuntamiento. Pero no fue así, ni mucho menos: su candidatura solo obtuvo 634 votos y quedó en la sexta posición de diez. Tomás Rodríguez Bolaños, del PSOE, volvió a ser el ganador, aunque con un margen muy inferior al conseguido en comicios pasados. Aquella fue, por otro lado, la última aventura política de Molero, que falleció en Valladolid el 5 de mayo de 2015, a los 82 años.

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