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María Dolores, que desapareció con 21 años, en una foto de la familia F. Jiménez
Desaparecida hace 27 años, nunca olvidada

Desaparecida hace 27 años, nunca olvidada

La familia de María Dolores Sánchez Moya esperan que el caso de la joven de 21 años desaparecida vuelva a reabrirse

Patricia González

Medina del Campo

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Domingo, 6 de agosto 2017

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Nunca llegó a la estación de Medina del Campo para coger el tren, que como cada mañana desde hacía tiempo la trasladaba a Valladolid, donde trabaja como asistenta de hogar en una casa. Nadie la vio transitar a primera hora de la mañana por la parte alta del Barrio de la Mota, camino inhóspito en aquella época, para ir hasta el punto de encuentro con otras amigas que también trabajaban fuera del municipio.

En su casa dejó todas sus pertenencias y en el pequeño bolso que la acompañaba siempre tan solo metió el bono mensual del tren. Ni dinero, ni documento de identidad (DNI) ni tarjeta sanitaria, y a pesar de que tenía planes con su pandilla para acudir al término de su jornada laboral a las verbenas festivas del barrio donde se crió, La Mota, jamás apareció.

Esto son, en síntesis, los hechos constatados por la Policía Nacional del municipio y por los familiares de María Dolores Sánchez Moya, nacida el 29 de enero de 1969 y desaparecida el 27 de julio de 1990 en Medina del Campo. Ahora, 27 años después los hermanos de María Dolores han iniciado los trámites pertinentes para arreglar la titularidad de la casa familiar en herencia, por lo que el Juzgado de Instrucción Número 2 de la localidad ha iniciado el expediente correspondiente para declarar a la medinense que desapareció con 21 años como fallecida ante la falta de noticias y al ignorarse su paradero.

Ante este proceso, el órgano judicial a través de un edicto ha hecho pública la incoación del expediente y puntualiza que todos aquellos que tengan noticia de su existencia pueden ponerlo en conocimiento del Tribunal y ser oídos.

Por el momento, y como ha podido conocer la familia de la desaparecida, como explica su hermana, Teresa Sánchez Moya, algunos de los testigos que declararon aquel mes de julio y agosto (amigas, conocidas y personas vinculadas a su círculo más cercano) ya han recibido la citación pertinente para explicar ante el magistrado todos los detalles sobre las últimas horas vividas junto a María Dolores. Esta es, más de dos décadas y media después, la única esperanza que la familia tiene para que se reabra de manera oficial el caso sobre esta desaparición.

La familia sostiene que fue asesinada y enterrada en algún lugar de Medina, y pide que se investigue

Confían en que el más mínimo detalle o incidido pueda ser el detonante para poner en marcha una nueva investigación. A juicio de Teresa Sánchez Moya y de sus hermanos, «la investigación no se realizó de la manera correcta. Si mi hermana hubiera desaparecido hoy en día estamos convencidos de que todo se habría realizado de otra manera, por lo que ojalá ahora se pueda esclarecer todo lo que le ocurrió».

Un rumor que fue real

Que desaparezca una persona en una localidad de más de 20.000 habitantes, donde el ratio de inseguridad es inferior al de la media nacional, es un suceso que no puede ni debe pasar desapercibido, pero en la década de los 90 «todo era diferente a lo que es hoy en día, todo ha cambiado», apunta Teresa, mientras mira las fotos en las que su hermana aparece rodeada de sus sobrinos y sus amigas en encuentros familiares como las navidades, cumpleaños o las fiestas patronales.

En aquel entonces, y según los hermanos, esta desaparición «fue tratada como una decisión propia de mi hermana. Pero no es así. Mi hermana nunca se habría marchado de casa sin decir nada a nadie y sin ponerse en contacto con mi madre para decirle que se iba fuera de Medina. No investigaron otras posibles causas de esta desaparición y la única respuesta que nos dieron es que como era mayor de edad, se habría ido porque quería».

Teresa, la hermana de María, con un recorte de periódico
Teresa, la hermana de María, con un recorte de periódico F. Jiménez

La realidad es que en el municipio pocos recuerdan este suceso, que de haber ocurrido en esta década habría puesto en jaque a todo el mundo y los que lo recuerdan lo hacen de manera lejana y con el siempre recurrente «eso fue un rumor».

Según su hermana, María Dolores era una chica joven «con aspiraciones como cualquier otra de su edad que trabajaba y tenía muchos amigos. Era muy sociable, alegre y nunca tuvo problemas con nadie ni en casa». Cuando desapareció la descripción que aparece en la denuncia interpuesta por la madre ya fallecida - «mi madre murió de pena y hasta su último momento no hacía otra cosa nada más que nombrar a mi hermana»- detalla que medía 1,60, pesaba unos 47 kilos y de pelo y ojos castaños.

En el documento se hace constar que la familia desconocía cómo iba vestida en el momento de la desaparición. A parte de trabajar en una casa de Valladolid como asistenta, la joven acudía a clases de corte y confección, ya que «le gustaba mucho coser y tenía buenas manos para la costura» y estudiaba al regreso de su trabajo para obtener el graduado escolar.

La noticia apareció en El Norte de Castilla en abril de 1991
La noticia apareció en El Norte de Castilla en abril de 1991 Archivo

María Dolores era la más pequeña de las hermanas de una familia numerosa -un total de nueve hermanos- que vivieron toda la vida en el barrio de La Mota y a la que según su hermana Teresa y su hermano Mariano, «la tuvo que pasar algo porque ella no se habría ido nunca. Nosotros pensamos que la han matado y que algún día aparecerán los restos».

Al día siguiente de su desaparición su hermana Teresa y su madre se desplazaron hasta la casa en Valladolid donde trabaja María Dolores. «La señora a la que servía nos dijo que no había ido a trabajar, por lo que sabemos que no llegó a Valladolid y que tampoco cogió el tren, y nos dio su sueldo, así que tampoco llevaba dinero encima».

La familia ingresó el salario en la cuenta de María Dolores y desde su desaparición no ha sufrido movimientos. «A mi hermana la han matado. No está viva y está enterrada en algún campo», sostienen los hermanos, que incluso sospechan de una persona que reside en Medina.

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