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Exhibición de baile de los grupos.

Laguna reúne a 280 niños en el XXIV Encuentro Infantil de Danzas Regionales

Nueve grupos de la provincia participaron en un certamen que llenó las gradas del polideportivo municipal

j. nieto

Lunes, 18 de enero 2016, 10:30

Laguna de Duero reunió en la tarde de ayer a 280 pequeños danzantes, de entre seis y doce años, que participaron en el XXIV Encuentro Infantil de Danzas Regionales organizado por el Ayuntamiento y el grupo de danzas La Ermita, de Laguna. El Arado, de Montemayor de Pinilla; Villa, de La Seca; Castiella, de Cabezón de Pisuerga; Ciudad, de Medina de Rioseco; El Guindo, de Renedo de Esgueva; Castellares, de Zaratán; La Rotonda, de Viana de Cega; Vacceos, de Cigales y La Ermita, de Laguna de Duero fueron los nueve grupos participantes que llenaron la pista polideportiva con las diferentes jotas. El grupo de dulzaineros Los Villa, de Laguna, fue el encargado de poner música a las diferentes piezas que decenas de niños y niñas de diferentes grupos bailaban simultáneamente.

Tras desfilar todos los grupos precedidos por el grupos de dulzainas Los Valle y ante unas gradas abarrotadas de público, comenzó el encuentro con Entradilla, que danzaron los grupos Castiella, de Cabezón de Pisuerga; Vacceos, de Cigales; La Ermita, de Laguna de Duero y El Arado, de Montemayor de Pililla. La Entradilla se diferencia de las demás jotas por sus rasgos genuinamente castellanos. Solía bailarse ante la imagen de un santo, a la salida de la Iglesia, ante la fachada de un templo o ante una autoridad importante, así como ante actos sociales relevantes.

Tras Entradilla, llegó el turno de Pingacho, que bailaron Villa de La Seca; Castiella de Cabezón de Pisuerga; La Ermita, de Laguna de Duero; Vacceos, de Cigales; La Rotonda, de Viana de Cega; Ciudad, de Medina de Rioseco; Castellares, de Zaratán; El Guindo, de Renedo y El Arado, de Montemayor. Pingacho es una jota que procede de Cogeces del Monte. Se trata de una pieza muy graciosa que transmite mucha alegría, tanto para los que la bailan, como para los que la contemplan.

Y en una tarde muy dinámica, se fueron sucediendo las distintas jotas: Titos un baile de ritmo rápido procedente del norte de Palencia y León, pero que en Valladolid se baila en pueblos de Tierra de Campos y en temporada de vendimia-, Galandum que procede de la zona portuguesa de Miranda do Douro, con una letra picaresca e irónica, pero se trata de un baile muy infantil, Corridos, Rueda de la vendimia, Arbolito, Melitona, Boda, Labrador, Mariloli y Polka. Algunas jotas, como Pingacho y Jerigonza, muy divertidas, ya que se solían bailar en la vendimia para entretener a los niños.

La indumentaria que lucían los danzantes era rica y variada. Por un lado se podía ver el vestuario de gala, que se caracteriza por sus adornos y abalorios. Pero por otro lado, también se pudo ver una indumentaria que pretendía imitar al vestuario de los siglos XVIII y XIX de Castilla y León, basados en criterios como la clase social, el trabajo o el calendario festivo.

El encuentro cumple el propósito de mostrar a la población que los bailes tradiciones siguen vivos y presentes como la de la cultura popular y hacer pasar un rato agradable tanto para los participantes como para el público.

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