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José Carlos y Arantxa, en el local que inauguraron en noviembre. .

«La electroestimulación funciona, por eso arriesgamos con este negocio»

José Carlos Ortiz y Arantxa Rivas, gerentes de la franquicia Fast Fitness

laura negro

Domingo, 18 de enero 2015, 13:48

El mes de enero suele ser una época de año en la que no faltan los buenos propósitos para dejar atrás los malos hábitos y empezar a ponerse en forma. Ahora, los vallisoletanos cuentan con un revolucionario y moderno sistema basado en la electroestimulación muscular que ayuda a conseguir un cuerpo diez, con resultados visibles desde las primeras sesiones.

José Carlos Ortiz es natural de Granada, aunque lleva 15 años viviendo de Valladolid y trabajando varios días por semana en Madrid como analista de sistemas. Por su parte, Arantxa Rivas (45) es profesora en la Facultad de Empresariales. Hace unos meses decidieron compartir no solo un futuro como pareja, sino también una empresa. Ambos han abierto juntos una delegación de la franquicia Fast Fitness en Valladolid, una empresa líder en entrenamiento personal y de alto rendimiento por medio de la electroestimulación.

El deporte es algo fundamental para esta pareja. Ambos son jugadores profesionales de pádel, disciplina en la que han llegado a lo más alto y en la que José Carlos es, además, juez árbitro nacional. Suelen entrenar varias horas a la semana y como por su trabajo él pasa varios días en Madrid, allí conoció un centro Fast del que se hizo cliente. «Lo probé, me gustó y me sorprendió muchísimo. A medida que lo iba practicando, me iba sintiendo mejor y notaba cómo me dejaba de doler la espalda. Por pura curiosidad, entré en contacto con la franquicia, que llevaba poco tiempo en el mercado y cada vez me fui convenciendo más de sus muchas ventajas y de las grandes posibilidades que podía tener de cara a montar un centro en Valladolid», explica este emprendedor.

José Carlos convenció a Arantxa para desplazarse a Madrid solo para probarlo. «Salió encantadísima. En ese momento pensé que si a ella le había gustado, era un servicio perfecto para ofrecerlo en Valladolid. Realmente la motivación para emprender ha sido la ilusión, no la necesidad, ya que ambos tenemos nuestros trabajos, pero hemos visto y comprobado sus muchas ventajas y queríamos ofrecerlo en Valladolid», explican.

Una vez tomada la decisión de emprender, se pusieron a buscar local y encontraron el idóneo en la calle Felipe II. Todo les fue saliendo rodado, aunque no faltaron algunos momentos de desánimo, sobre todo durante la remodelación del local. «La verdad es que hasta que abrimos me arrepentí muchas veces de haberme metido en esta aventura, pero ahora ya estoy mucho más tranquilo y encantado con la buena acogida que estamos teniendo. El público está respondiendo de forma estupenda», cuenta este analista informático.

No es gimnasia pasiva

«Fast no es un gimnasio. Es un centro de fitness en el que se hace una actividad deportiva, pero con electroestimulación. Tampoco se trata de gimnasia pasiva, aquí hay que moverse y activar los músculos», aclara José Carlos, para quien el éxito de su negocio se basa en tres factores fundamentales: las instalaciones, en las que todo es muy personal e individualizado, desde los baños, taquillas, hasta el monitor que se dedica de forma exclusiva a cada cliente en cada sesión. El equipamiento, que es el más avanzado del mercado y un equipo humano formado por titulados de Educación Física o Fisioterapia, que siempre están pendientes de cada cliente. Estos entrenadores son los que seleccionan la intensidad y los ejercicios de fitness. El entrenamiento se realiza con un biotraje especial gracias al cual se activan más de 300 músculos a la vez, y con el que se logra una intensidad hasta 18 veces mayor que con los sistemas tradicionales de entrenamiento.

Los programas de este centro de entrenamiento se dirigen a personas de hasta 80 años y sirven para una mejora general de la salud, reducen el estrés y ansiedad, la hipertensión y los niveles de grasa y celulitis. Están aconsejados para el dolor de espalda y en tratamientos de incontinencia urinaria. Además, mejoran la osteoporosis, el aspecto de la piel y sirven para aumentar la masa muscular y la capacidad anaeróbica y aeróbica. Otras aplicaciones son la recuperación posparto y de lesiones musculares y osteoarticulares. «Tenemos programas específicos para cada tipo de cliente, con patologías muy concretas, y que servirán para tonificar, para el desarrollo muscular o para adelgazar. Todo el entrenamiento se hace acorde a los objetivos elegidos y a la edad. Además, contamos con un equipo médico para aclarar cualquier tipo de duda», aclara José Carlos.

El tiempo de entrenamiento necesario es tan solo de 20 minutos semanales, en los que se consigue unos resultados similares a los que se podrían obtener en cuatro horas en un gimnasio convencional. «En 35 minutos, el cliente ha llegado aquí, se ha cambiado, ha hecho deporte y le ha dado tiempo de ducharse y volver a salir vestido de calle». El horario es de 8:00 a 22:00 horas y los sábados, de 10:00 a 15:00. La sesión individual cuesta 38 euros, aunque hay bonos más económicos.

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