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Cristina Rivera en el interior de su negocio.

«No he tenido ninguna ayuda, aunque sea mujer y menor de treinta años»

Cristina Rivera ha abierto una agencia de viajes

laura negro

Domingo, 21 de septiembre 2014, 12:58

Cristina Rivera Casares (29), asegura que el suyo es un trabajo totalmente vocacional. Siempre le gustó viajar y conocer diferentes culturas, y como su familia siempre ha tenido tiendas a pie de calle, estaba muy habituada al trato con el público. Estudió Turismo en la Universidad Europea Miguel de Cervantes, y desde los 19 años está trabajando en agencias de viajes. Por ello a ninguno de sus conocidos, le sorprende que haya querido emprender en este sector que ella conocía tan bien.

Una conversación con su novio y unos amigos le ayudó a tomar la decisión de abrir su propia agencia, que tiene por nombre Viajes Lecat y que abrió sus puertas en mayo de este año en la calle Tudela de Valladolid. Después de años trabajando en el sector, Cristina tenía una idea muy clara de cómo debía de ser la agencia de viajes perfecta. «Todos los días veía clientes con problemas con la compra de sus vacaciones a través de internet, y también veía como muchos compañeros que trabajan en agencias franquiciadas están demasiado encorsetados ya que solo pueden vender paquetes de un determinado grupo. Una agencia de viajes tiene que estar respaldada por un grupo que te garantice una gestión ágil en los trámites de compra e importantes seguros de responsabilidad civil. Y a la vez debe ser libre para poder preparar viajes a medida, en función del perfil del cliente. En mi agencia no sólo gestiono reservas de hoteles o billetes de avión, puedo conseguir desde entradas al Madison Square Garden hasta un guía privado en cualquier ciudad».

Constante y metódica, en cada uno de los viajes que ha hecho ha ido apuntando los sitios más recomendables, los buenos restaurantes, las vistas más espectaculares y los lugares adedcuados para hacer fotos. «Ubicaciones que no salen en la guías de viaje y que actualizo constantemente. Todos mis clientes se llevan un itinerario con esas recomendaciones para aprovechar al máximo los días y desplazamientos», explica.

Por su trayectoria profesional está especializada en el sector empresarial, en los desplazamientos de técnicos de empresa, viajes de negocios de directivos o itinerarios de clubes deportivos. «Este trabajo supone una gran responsabilidad. La gente deposita en ti la confianza para sus viajes, y especialmente para las empresas, los desplazamientos suelen estar muy condicionados a horarios y emplazamientos muy específicos», indica. Pero para ella son igual de importantes los viajes de novios o las vacaciones estivales de sus clientes. Su máxima a la hora de comercializar sus paquetes vacacionales es vender más, con menos beneficio. «Debido a la actual situación económica, creo que los márgenes de beneficio, tienen que ser lógicos. Actualmente, la única manera de vender es ajustar al máximo los márgenes y haciendo que los viajes sean lo más baratos posible», argumenta. En su opinión, a la hora de contratar un viaje, es primordial el servicio postventa y que el cliente siempre tenga la seguridad de que hay alguien pendiente de resolver cualquier incidencia que pueda surgir, aunque esté al otro lado del planeta.

La financiación para poder poner en marcha el negocio salió de la capitalización del paro y de fondos propios. La reforma del local la hizo ella misma, con ayuda de su pareja, familiares y amigos. «El resultado ha gustado mucho. De hecho, varios de los clientes que tengo, desde que empecé con 19 años y que han conocido las diferentes agencias donde he trabajado, dicen que ésta es la más bonita, lo que me hace mucha ilusión», comenta esta joven.

El horario de atención al público es de 10:00 a 13:00 horas y de 17:00 a 20:00 horas, sin embargo, lo más habitual, es que ella esté trabajando hasta altas horas. «No sé ni las horas que hago al día. Además de la gestión de los viajes, está la parte administrativa que me lleva mucho tiempo. Si los números me lo permiten, en dos meses me gustaría contratar a alguien», indica Cristina, quien precisamente por este motivo, no ha podido solicitar las ayudas dirigidas a autónomos. «Desde mi punto de vista es algo ilógico, precisamente los autónomos emprendemos con el fin de trabajar y generar trabajo. No he tenido ninguna ayuda, aunque sea emprendedora, mujer y menor de treinta años», concluye.

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