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Interior carbonizado del parque infantil de la avenida de Salamanca que fue incendiado ayer. :: G. V.
VALLADOLID

Agujerean la cubierta e incendian el parque infantil de la avenida de Salamanca

El fuego causa «cientos de miles de euros en daños» y deja en el aire a sus doce trabajadores

J. SANZ

Jueves, 29 de septiembre 2011, 10:23

En la madrugada del viernes de la semana pasada sufrieron un primer intento de sabotaje y ayer, en torno a la una de la mañana, los autores dieron en el clavo. El parque infantil Chiquivall, situado en una nave de la avenida de Salamanca -en el límite con Arroyo-, fue pasto de las llamas después de que «alguien» agujereara la cubierta y lanzara presumiblemente un acelerante para incendiar las instalaciones.

«El viernes lo intentaron abriendo un agujerito en el tejado y arrojando unos palos empapados en gasolina sobre las piscinas de bolas, aunque no ardió porque son materiales ignífugos, pero esta vez lo han quemado todo», lamentaba a primera hora de la mañana uno de los socios de la empresa, Roberto Gutiérrez. Él tenía claro que se trataba de un ataque premeditado y los efectivos de la Policía Científica que acudieron al mediodía a inspeccionar la nave confirmaron que todos los indicios apuntan a un «fuego provocado», según indicaron fuentes policiales.

Un vigilante de las obras de Ikea fue el primero en dar la voz de alarma al observar la columna de humo que salía de la empresa a la 1:05 horas. El fuego devoraba para entonces la zona de juegos situada al fondo de unas instalaciones de 1.200 metros cuadrados que resultaron carbonizadas -en el caso del material- o «tan dañadas por el humo que resulta imposible limpiarlas». Las cinco dotaciones de los Bomberos que intervinieron en el incendio tardaron casi tres horas en extinguir las llamas.

Los primeros rayos de luz de la mañana dejaron al descubierto lo ocurrido pasada la medianoche. «En el tejado hay tres boquetes perfectamente cortados por cada lado y por ahí deben haber arrojado el producto que haya causado el fuego», señalaba el propietario. Para llegar hasta allí solo hace falta trepar por un terraplén del solar en obras de la parte posterior y superar dos naves anteriores para llegar a la cubierta de Chiquivall.

Los autores no forzaron puertas, no rompieron ventanas y tampoco se llevaron, en apariencia, ningún objeto de valor. «Está claro lo que ha pasado, aunque lo que no sabemos es por qué, ya que se trata de una nave de alquiler -las empresas colindantes no han sufrido ataques-, nuestra empresa funcionaba bien y nunca hemos tenido problemas con nadie», resume el copropietario del parque.

Gutiérrez lamenta que las instalaciones, cuyo traspaso cogió su empresa hace tres años -antes se llamaba Chiquipark-, están «tan afectadas por el humo o el fuego que va a ser imposible reabrirlo sin hacerlas nuevas por completo».

Los daños, añade, «alcanzarán varios cientos de miles de euros». De ahí que el dueño se aferre al seguro como única tabla de salvación para el parque infantil «cubierto más grande de Castilla y León» y para su plantilla de doce trabajadores. «O eso o tendremos que cerrar».

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