Sopor
«Lo que peor llevo es que hayan cerrado por fiestas el bar de abajo»
FRANCISCO CANTALAPIEDRA
Viernes, 12 de agosto 2011, 02:13
Pienso aburrirme como hipopótamo durante todo este fin de semana. Para empezar, ignoro las novedades culturales que ofrece la ciudad, bien porque ya han sido vistas o porque tienen una pinta de coñazo de no te menees. La exposición de Giner de los Ríos que 'echan' en la Fundación de Cultura, ya la he visitado; y la de Henri Moore de Las Francesas, también. Sin embargo, la de ese tío barbudo llamado Miroslav No-Sé-Qué, paso de ella porque no me tira. Es lo malo de ser tan culto: que enseguida te saturas. El resto de cosas no me llaman, que es lo que me sucede con la mayoría de las actividades fiesteras de los pueblos de la provincia, donde me dan pereza los pregones, cagueta las vaquillas y ardor de estómago la limonada cargadita de don Simón. Lo de bañarme en el Pisuerga lo tengo casi tan prohibido como lo de enseñar las lorzas en la piscina, a pesar de que todavía luzco un tipito mejor que el de la Ángela Merckel. Pero no piensen que me agobia quedarme en casa tirado como un perro y leyendo hasta los prospectos del Natusán, que a fuerza de escoceduras me los sé de pipirigallo. Lo que peor llevo de este fin de semana tan soporífero es que hayan cerrado por fiestas el bar de abajo, el de enfrente, el otro y el restaurante de la esquina, cuyos dueños se habrán ido a correr los toros a cualquier pueblo. Como diría mi madre, hasta los gatos quieren zapatos.
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