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Ignacio Alija posa tras su charla en Palencia. :: MERCHE DE LA FUENTE
«El veneno más utilizado ha sido el arsénico, y era fácil de conseguir»
Ignacio Alija Forense

«El veneno más utilizado ha sido el arsénico, y era fácil de conseguir»

El jefe de servicio del Instituto de Medicina Legal de León afirma que toda sustancia tóxica deja algún rastro en el organismo

ASUN GARCÍA

Lunes, 2 de mayo 2011, 10:51

Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca, Ignacio Alija es jefe de Servicio de Clínica en comisión de servicio en el Instituto de Medicina Legal de León. Recientemente, pronunció una conferencia en la Universidad Popular de Palencia sobre los venenos en España.

-¿Tenemos en España unos venenos específicos?

-Hace tiempo sí había venenos de cada zona, cuando se producían con sustancias procedentes de las plantas. Ahora son similares en todas partes, y casi siempre los envenenamientos son a causa de medicamentos que se toman en dosis abusivas o con mayor frecuencia de lo normal.

-¿Cuál ha sido el más utilizado en este país?

-El arsénico, o compuestos que tienen arsénico. Hasta hace no muchos años se podía conseguir en droguerías, ya que formaba parte de productos que se utilizaban en muchas aplicaciones artesanas. En los años 50 y 60, el arsénico estaba en muchos domicilios: en productos matahormigas o matarratas... Todavía hoy, en algunos sitios hay productos, por ejemplo para parásitos de las viñas, que tienen contenido en arsénico. A poco que se mueva uno, se puede encontrar.

-¿Es verdad que el veneno es un arma asesina típicamente femenina?

-Es un arma esencialmente de mujer. En nueve de cada diez crímenes cometidos por mujeres se ha utilizado veneno.

-¿El veneno utilizado para un crimen define al asesino?

-No. Principalmente se utiliza lo que está a mano y se conoce. No se elige el veneno, y la condición es que lo sepas utilizar. El cianuro potásico es tremendamente eficaz, pero no se vende en el Mercadona.

-¿Cuál es el veneno menos cruento?

-No hay venenos incruentos. En España se han producido muchos envenenamientos que consisten en administrar dosis a lo largo del tiempo, y es un arma terrible, que produce un gran número de patologías. A las personas que sobreviven, normalmente les quedan unas secuelas muy graves. Son tóxicos muy agresivos para el organismo, y de ahí que en nuestro ordenamiento jurídico, la calificación por administrar veneno a alguien con resultado de muerte pase de homicidio a asesinato.

En función de la dosis

-¿Es verdad que algún veneno en pequeñas dosis es afrodisiaco?

-Los médicos siempre decimos que toda sustancia puede ser medicina, alimento o veneno. El arsénico es una sustancia que se ha utilizado en otras épocas como estimulante. Era el ginsen de la época. También se han utilizado otras sustancias, como el polvo de insectos, como afrodisiaco. De hecho, se dice que Fernando I el Católico murió por una sobredosis de cantárida, conocida como la 'mosca española'. Es un pequeño escarabajo verde, del que se obtiene el alcaloide llamado cantaridina, que dilata los vasos sanguíneos.

-¿Existen venenos que no dejan huella?

-No. No hay venenos que no dejen huella. Con los análisis adecuados siempre se pueden detectar. Algunos requieren una investigación más exhaustiva y procesar con más cuidado los análisis. Es verdad que en un cadáver con el tiempo se alteran, pero la creencia de que hay venenos que se elimina rápidamente y no deja rastro es una leyenda urbana.

Los insectos como pista

-¿Cómo pueden determinar casi al primer golpe de vista la hora de la muerte de una personas?

-Es cuestión de estudiar los fenómenos cadavéricos precoces, como ciertas coloraciones, la temperatura y otros signos. A medida que pasa el tiempo, el momento de la muerte ya no se establece por horas, sino por días o, si avanza la putrefacción, por meses. En estos casos, la precisión del momento de la muerte ya no es tan fina. Cuando han pasado meses, se aplica el conocimiento empírico de las fases de putrefacción y la experiencia. Como está asignado a un territorio, se observan los signos medioambientales -temperatura y humedad- y la fauna cadavérica, que es un agente de información extraordinario. La proliferación de insectos sigue una secuencia ya establecida, y en determinados períodos y zonas aparecen unos u otros. Por eso se sabe también si se ha movido el cadáver.

-¿Se puede comer después de ver algo así o de hacer una autopsia?

-Por supuesto. Es nuestro trabajo. Yo termino una autopsia y si a continuación tengo que ir a comer, voy. Uno se recupera de espantos con la práctica. Yo fui el único de mi promoción que se desmayó durante la primera práctica, pero también soy el único forense de la promoción.

-¿Qué es lo que más le ha impresionado de su trabajo?

-Más que lo que estás viendo en la mesa de autopsias, es una cuestión personal. A mi, por ejemplo, me impresionan las fracturas abiertas. Tengo compañeros que sienten náuseas al ver la cara del muerto cuando se le abre el cráneo.

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