Algo menos serio

El comienzo del mes de julio nos trae la triste noticia del fallecimiento de Ramón Ayerra, escritor nacido en esta tierra, cuya obra se está redescubriendo por momentos. No les voy a hablar aquí de su novela 'Los terroristas' con que fuera finalista del Planeta, ni de sus poemas, ni de su labor como recopilador de leyes. De eso ya han escrito otros que saben de ello más que yo. Les voy a contar algo a menor escala, más curioso: el paso de Ramón por 'El Cochinillo Feroz'.

Ramón Ayerra llegó a 'El Cochillo' de la mano de Antonio Madrigal, su amigo, quien además se encargó de dibujar la caricatura que encabezaría las colaboraciones de Ayerra rompiendo con ello mi monopolio. Su entrada no pudo resultar más controvertida, no por si en la redacción estábamos de acuerdo con que publicara o no, que eso no se cuestionaba -es más, era un gran honor contar con él en la revista-, sino por el primer relato con que Ayerra se estrenó. ¡Dios mío, hablaba sobre cómo sacar más partido al Acueducto tirándose la gente desde arriba para dar espectáculo al turista y trabajo al personal sanitario y de limpieza! ¿Y...? ¿no había protagonizado Tony Leblanc una película en que se encaramaba en lo alto con intenciones suicidas? Sí, pero la broma no podía llegar en momento más inoportuno: días antes una pareja de jóvenes había decidido quitarse la vida de esa forma.

Hubo cónclave entre los que cocinábamos 'El Cochinillo' prevaleciendo finalmente el derecho de expresión de todo autor. ¡Qué pena que esta columna no sea más extensa para transcribir su fina ironía, su lenguaje, el tremendismo que caracteriza la fértil pluma de Ayerra... Ramón Ayerra fue un clásico de la publicación desde entonces. Su sección 'Galería de notables' en la que describía las chifladuras de los tipos y tipejos de esta villa y aledaños, es digna de la pluma de Quevedo. Hasta siempre, Ramón, hasta siempre, no dudo que dónde vayas pondrás un poco de buen humor con tu excepcional ingenio.